La media hostia

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Un castellonense, de visita por San Francisco, descubre alborozado un restaurante valenciano. Entra, saluda con una sonrisa, pide una mesa para uno en no fumadores, y como entrante un Arroz Negro. El camarero, aparentemente molesto, le hace señas al encargado, y éste se acerca. Disculpe, dice, pero en este país llevamos a rajatabla todo aquello de la corrección política en el lenguaje. No puede utilizar Negro como adjetivo calificativo. El castellonense, avergonzado, cambia su petición por la de un delicioso Condoleezza Rice, el cual le es servido sin problemas.

A varios centenares de kilómetros, un cineasta independiente culmina su obra maestra. En ella, un marine realiza la ejecución sumaria de un extremista islámico herido sobre el suelo de una mezquita. Si bien la escena no se visualiza con claridad, sí se oye perfectamente al marine proferir expresiones tan brutales como "repámpanos" y "este incómodo personaje se está haciendo el muerto". Más tarde, un islamista interpretado por Eric Roberts decapita una gamba ante las cámaras. Y como fin de fiesta, Latoya Jackson enseña una teta. Qué coño Janet, la casa por la ventana.

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