La media hostia ahora es Scientia Futura

Creative Commons tal y como debe ser

Publicado por Ismael

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Cada vez somos más. RinzeWind se sube al carro.

«Aprovecho estos días de descanso generalizado del personal para una pequeña metaentrada. Hasta ayer, los contenidos de este blog se publicaban bajo una licencia Reconocimiento-No comercial-Compartir de Creative Commons, que a nivel práctico implicaba que el uso de lo que apareciese aquí y hubiese creado yo estaba permitido a todo el mundo, con la restricción de que no se podía hacer uso comercial, había que citar al autor (el menda) y las obras derivadas tenían que publicarse bajo la misma licencia. Eso también era cierto para mis fotos de Flickr y alguna que otra cosa que seguramente habrá por ahí y ahora mismo se me olvida.

Desde ayer esto ya no es cierto: ahora el blog y las fotos (y lo que haya que cambiar, si se diese el caso) están bajo una licencia de Reconocimiento: hagan lo que quieran con lo que yo haga siempre y cuando digan que es mío lo hice yo.

En una época en la que los cánones de los modelos de negocio pasan por el bolsillo de todo el mundo, una de las mejores formas de intentar cambiar lo que hay es poner más facilidades al intercambio de contenidos para que el que quiera y tenga el tiempo y la capacidad los pueda utilizar a su antojo. No me he prodigado mucho creativamente por aquí en los últimos meses, pero nunca se sabe cuándo alguien puede encontrar aquí material que encuentre interesante.»

Ignoro la componente romántica de las cláusulas No comercial de Creative Commons. Sí sé que pervierten el significado de este tipo de licencias. Es perfectamente posible y de hecho lo más probable crear así contenidos más restrictivos a la hora de ser compartidos que aquellos bajo un copyright de los de toda la vida.

lmh

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Breve clase de historia

Publicado por Ismael

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Desde Las penas del Agente Smith.

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El plátano, la pesadilla del ateo

Publicado por Ismael

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«Hace miles de millones de años, una enorme explosión dio como resultado una enorme roca sobre la que, al enfriarse, empezó a formarse un líquido marrón en su superficie. Con el tiempo, alrededor se acumuló el aluminio hasta formarse una lata, con una pequeña anilla. Después de millones de años, tras caer pintura roja y blanca del cielo, sobre la lata se formaron las palabras Coca Cola.

Por supuesto, esta teoría es un insulto a tu intelecto, porque sabes que si existe la Coca Cola es porque alguien la fabrica. Debe haber un diseñador. La alternativa, que todo ha ocurrido por casualidad o accidente, sólo tiene sentido para quien no tiene tal intelecto.»

Para Ray Comfort, el plátano es la pesadilla del ateo.

«Nótese que el plátano:


  1. Tiene la forma de la mano humana
  2. Su superficie no es resbaladiza
  3. Dispone de indicadores de la calidad de su contenido. Verde, demasiado pronto, amarillo, listo para consumir, negro, demasiado tarde
  4. Dispone de un agarre negro para poder ser abierto
  5. El agarre está ligeramente perforado
  6. El agarre es biodegradable
  7. Tiene la forma de la boca humana
  8. Su extremo permite ser ingerido fácilmente
  9. Su sabor es agradable
  10. Su curvatura hace que la ingestión sea sencilla


Decir que el plátano ha ocurrido por accidente es aún menos inteligible que decir que nadie diseñó la lata de Coca Cola.»

Fred Hoyle justificaba la idea de una superinteligencia con una más ingeniosa metáfora. Así, la posibilidad de que haya surgido vida inteligente es similar a la de que un huracán atravesando un desguace tenga como resultado el montaje de un Boeing 747 —un aparato que consta de seis millones de piezas—.

En realidad, el surgimiento de la vida es sólo una reacción química más, realmente improbable —aunque según algunos biólogos, el surgimiento de células eucariotas, con núcleo, a partir de células procariotas sin núcleo ha sido más improbable aún que el surgimiento de la propia vida— pero en modo alguno irrazonable dada la cantidad de tiempo disponible —¡de hecho estamos aquí para evaluar esta dificultad!—. En cuanto al accidente, la evolución no funciona así, la casualidad no participa. Una vez existe la vida, la selección natural trabaja irremediablemente en la mejora de la misma. No es así casualidad el surgimiento de una especie inteligente. Fortuna sí, casualidad en absoluto. Así las cosas, en realidad la existencia de un dios es algo más improbable que el surgimiento de la vida inteligente. Lo explica Richard Dawkins, Dios es el auténtico 747 definitivo.

Ah, por cierto, Ray Comfort habla en serio.



lmh

Buenos, malos y la religión

Publicado por Ismael

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«La religión es un insulto a la dignidad humana. Con ella o sin ella, tendrás a los buenos haciendo cosas buenas, y a los malos haciendo cosas malas. Para que alguien a quien creías bueno haga cosas terribles, se necesita la religión.» —Steven Weinberg


lmh, lmh

Lo que Michael J. Fox ha aprendido

Publicado por Ismael

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Michael J. Fox, uno de los héroes de nuestra juventud —hablo por supuesto de mi generación— padece Parkinson. Si padecer cualquier enfermedad crónica limita descaradamente todo lo que puedes pensar en hacer con tu vida, padecer Parkinson puede considerarse una idea especialmente mala: En muchos de aquellos países con un mayor potencial investigador, las líneas de investigación más prometedoras para luchar contra este tipo de enfermedades se ven bloqueadas por las distintas administraciones por motivos religiosos —morales escriben algunos con cinismo—.

El nuevo Michael J. Fox, recién nacionalizado estadounidense y combativo contra el sector más conservador de su propio nuevo país, me inspira tanto como me inspiraba aquel jovencito montado en monopatín. Claro que los dos hemos cambiado.

Traduzco la entrevista concedida por Michael J. Fox a la revista Esquire.

«Ahora mismo me siento bien, es sólo algo pequeño que hay en mi cerebro.

Si le dejo que afecte a todo, acabará poseyéndolo todo. No voy a negarlo, o pretender que no está ahí. Es sólo que si no le permito hacerse más grande de lo que es, puedo permitirme hacer cualquier otra cosa.

Mi cuerpo siempre se encuentra en pleno ejercicio de fuerza, porque todo me hace sentirme presionado. Sea lo que sea que estoy haciendo en un momento dado, también estoy haciendo algo más. Soportando esta cosa, que siempre está ahí.

Lo que más echo de menos es la espontaneidad. Decir, qué coño, me voy a Las Vegas. Es algo que ya no puedo hacer.

Tengo un Mustang del 67, pero no lo conduzco mucho. Mi mujer me lo regaló por mi treinta y cinco cumpleaños, así que hace once que lo tengo. Incluso cuando me lo regaló, venía con los platos originales. Es un poco deprimente, un coche seis años más joven que yo es una antigualla.

La imagen que se tenía de mi es la de un joven mono y simpático, y eso era algo que no me importaba. Hizo que me lo pasara bien.

La gente me preguntaba: «¿Te molesta que las chicas quieran acostarse contigo sólo porque eres famoso?» «Esa pregunta es complicada, déjame pensarlo: No.»

Yo siempre supe que había algo más en mí que ser simplemente un chico mono. Yo crecí jugando hockey, vengo de Canadá, dejé mi casa a los dieciocho, he bebido y he fumado de todo. Pasé mi niñez rodeado de chatarra. En realidad yo me veo como un tipo duro, ¿sabías?

No siempre puedo controlar mi cuerpo como me gustaría. No puedo controlar cuándo me siento bien y cuándo no. Pero sí puedo controlar cómo de limpia tengo mi mente. Y aún puedo controlar cómo de preparado estoy para hacer un esfuerzo más intenso si alguien lo necesita.

Una de las cosas que la enfermedad me ha dado es otra percepción de la muerte. De vez en cuando pierdes algo, y cada vez que pierdes algo, eso es un paso hacia la muerte. Si puedes aceptar así cada pérdida, puedes aceptar el hecho de que algún día tú serás la gran pérdida. Una vez que aceptas eso, puedes aceptar cualquier cosa. Entonces piensas, bien, asumido esto, ¿por qué no me tomo un descanso? ¡Démosle un descanso al mundo!

La felicidad crece de forma directamente proporcional al reconocimiento y de forma inversamente proporcional a las expectativas.

Saber aceptar las cosas es la clave de todo.

Lo que no quiere decir que me abandone, o que me rinda, o que no crea que puedo influir en el resultado que esto va a tener. Lo tomo como lo que realmente es, y punto.

¿A quién le importa una mierda lo que yo parezca ahora? Parezco lo que parezco.

Cuando no tienes quien te recuerda que en realidad eres una mierda estás perdido.

No puedo ser engreído, porque sé que puedo perderlo todo en cualquier momento. Tampoco puedo estar enfadado, porque aún no lo he perdido.

Empecé a jugar al golf a los cuarenta, lo que puede considerarse el colmo del optimismo.

Conocer gente siempre ha sido para mí como una cita a ciegas. Ellos siempre me habían visto antes en vídeo.

Le dije a mi hijo: «Mi tatuaje es que no llevo tatuajes.» En realidad casi me hice uno cuando mi padre murió, porque él tenía uno, la cabeza de un caballo rodeada de rosas. Él montaba a caballo antes de hacerse militar. Así que cuando murió me fui a los bajos fondos para hacerme un tatuaje de un caballo con rosas. Menos mal que iba tan borracho que no lo hice.

La disciplina es hacer lo que debes, haya alguien mirando o no.

Nunca he salido en cajas de aperitivos, o cosas así. Ahora lo pienso y digo, Dios, cuánto dinero he dejado de ganar. Ahora lo conseguiría de un plumazo.

Me di cuenta muy pronto de que no tenía ni idea sobre qué coño era a lo que tenía que dedicarme. Nunca lo sabes. Haces cosas por dinero, y haces cosas gratis. Es complicado pero, por otra parte, es muy divertido. Te das cuenta de las cosas que no estás autorizado a hacer y de que todo el mundo te ve haciéndolas, y te da la risa tonta viendo que lo que haces les mata.

La clave de todo fue haber dejado de beber. Hasta que lo hice, me faltaba toda claridad.

También tuve que decidir dejar de ir de fiestas. Podría haber continuado, pero me habría destruido a mí mismo. ¿Quién quiere ser un cliché?

Conducía un Ferrari por Ventura Boulevard a ciento cuarenta por hora, y el poli me dijo «Mike, vamos, tómatelo con calma, vas a herir a alguien». Recuerdo perfectamente que cuando el poli se fue pensé «menuda locura». Uno de esos momentos cuando piensas que lo único que puede convencernos de no hacer lo que queremos es nosotros mismos, y esa es una tarea muy aburrida.

No importa cuanto dinero tengas, lo puedes perder.

No importa cuanta fama tengas, no te pertenece. Si soy famoso, eso no me pertenece, te pertenece a ti. Si tú no recuerdas quién soy, yo no soy famoso.

Veo US Magazine, o People, o cualquier otro tabloide, siempre con la misma historia, lo mismo cada semana. Acabas engreído con ellos, vamos, ¿de verdad? ¿A alguien le importa esta mierda? «¡Sal de la esquina! ¡Levanta el puto disco! ¿Qué coño haces?» —N. del T. se trata de jerga del hockey— Es duro pasar la vida al margen del hecho de que todos vamos a morir. Tenemos que cambiar los temas que nos importan, porque aquello es a lo que nos dirigimos todos.

Lo que pasó con Limbaugh resultó interesante. No tuve que decir nada. La gente insistía, «¿no odias a ese tipo?» Y yo pensaba, «no me llega como para odiarle». Vale, fue una chapuza, pero era su trabajo. Esto es show business y está bien así, tomémonoslo simplemente como show business.

La gente me pedía que me lo cargase. Lo cierto es que Limbaugh se cargará a si mismo solo lo suficientemente bien y no nos necesita.

Pasar seis meses en la jungla con Sean Penn es delicado, pero el chico realmente tiene talento. Cuando terminó le mandé una nota: «No te diré que haya sido un placer, pero sí ha sido un privilegio.»

Tengo una vieja radio Bose Siruis, pongo vinilos, cojo la guitarra y toco sobre lo que suena, siempre blues de doce compases. Durante horas sólo hago eso.

Ya no estoy en el negocio de los chismes, no me quedan chismes por vender.

Estaba almorzando con Sean mientras intentaba decidir si volver y hacer Spin City. Dije «quiero saber qué pasa por tu cabeza». Él es un tipo brillante y honesto, y in gran artista. Dije «intento figurarme si echarme atrás y hacer este show en la tele». Sonrió y dijo «bueno, esa es la mejor parte de tu regalo». Brillante. Lo que me gusta es poder oir algo así, partirme el culo y pensar «que te follen», aunque realmente aprecio a la gente que piensa a ese nivel.

Siempre he querido hacer una peli corta sobre Petomane el flatulento. Petomane podía tocar la 1812 Overture con el culo.

Cuando veo fotos de Lindsay Lohan o de Paris Hilton en sus coches, su regocijo, su viciosidad, digo «Anda que, teniendo una guerra en marcha, con nuestra gente muriendo, y nos ponemos como nos ponemos por estas chicas...»

Siento empatía por estas jovencitas. Yo estuve ahí e hice lo mismo. Ninguno de nosotros nos fuimos al garete por algo así.

«¿Quién se cree que es esa chica?» Pero si ella no cree nada, ella incluso no recuerda qué ha desayunado esa mañana. ¿A quién coño le importa? Un poco de relax, calmémonos todos.

Sea lo que sea ese algo terrible que está sucediendo, estará sucediendo hasta que te des cuenta de que ya no lo está. Alcanza ese estado cuanto antes.

No conozco a nadie a quien siempre le haya ido todo bien.

Soy ciudadano americano desde el 99. Estoy feliz porque puedo votar. Durante muchos años he tenido que penar por cosas que no me gustaba como estaban. Me gusta tener algo que decir.

Todo empezó hace dos veranos, cuando el presidente vetó la norma que habría impulsado la investigación con células madre. Le veías con familias alrededor, con pequeños niños copito de nieve, fingiendo que había que tomar una decisión de entre dos que se excluían mutuamente. Era una manipulación tal que me dejó tremendamente cabreado.

Yo no busco votos, no me toca jugar ese juego, y no tengo que preocuparme si mi mensaje es bueno o no es bueno. Yo sólo digo, ¿no podríamos mirar seriamente esto durante un instante?

No me considero un animal político, e intento no hacerme el grandioso sobre el asunto. Es solo que el establo está ardiendo y yo tengo en la mano un cubo de agua. No sé por qué lo tengo, y no recuerdo quién me lo ha dado. Es sólo que lo tengo, así que supongo que tendré que usarlo.

Tiendo a considerarme a mí mismo un ser humano normal.»

lmh

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La semana en mis blogs

Publicado por Ismael

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La semana que viene será para mí semana de vacaciones, así que espérese que mi ritmo de publicación descienda —«¿Más aún?» podría preguntarse el maligno interesado—.

Mi deseo es el de siempre en estas fechas: Feliz navidad a los creyentes y feliz solsticio a escépticos y paganos, y que el durante el año nuevo los corazones estén plenos y las mentes ocupadas, que es en realidad en lo que se resume la felicidad.





Sam Harris sobre la investigación con células madre

Publicado por Ismael

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«La investigación con células madre es una de las líneas más prometedoras en la biología para crear nuevas terapias médicas. No está siendo financiada por el gobierno federal por motivos religiosos. Se considera la idea basada en nociones de teología más bien vagas de que en cada óvulo fertilizado hay un alma, y que no debe privilegiarse el interés de una alma sobre el de otra —incluso si una está en un pequeño vaso de laboratorio y la otra pertenece a un adulto que sufre Parkinson.—

Se ha hablado mucho sobre que la ciencia no es capaz de responder a cuestiones de moralidad. Bien, me temo que esta es una cuestión sobre moralidad que la ciencia ha respondido puntualmente. Préstese atención a los detalles, por ejemplo al tipo de embrión humano que se destruye durante la investigación con células madre. ¿Qué es un embrión humano con tres días? Es una colección de ciento cincuenta células. Puede parecer que son muchas células. Para cualquier desinformado sin duda lo son. Sin embargo, en el cerebro de una mosca hay cien mil células. Así que propongo que si nos concierne el sufrimiento en el mundo, debemos sentirnos más concernidos ante matar moscas que ante matar embriones humanos de tres días. Esto puede sonar provocativo. Argumento que no debería, si de nuevo se presta atención a los detalles.

El segundo argumento es que hay una diferencia entre una mosca y un embrión humano de tres días, y es que el embrión humano es una vida humana en potencia. Este es sin duda un argumento problemático: Cada célula en nuestro cuerpo —cada célula con núcleo—, con la debida manipulación es una vida humana en potencia. Literalmente, cada vez que uno rasca su nariz, ha cometido un holocausto de vidas humanas en potencia.

El argumento de la vida humana en potencia no nos lleva a ninguna parte.

Sin embargo, vayamos más lejos. Aceptemos que en cada embrión humano de tres días yace un alma digna de nuestra atención moral. Surgen otros problemas de esta aceptación. El primero, que los embriones con esta edad pueden dividirse en lo que llamamos gemelos univitelinos. ¿Estamos hablando del caso de un alma dividiéndose en dos de ellas? Dos embriones con esta edad pueden también fundirse en uno, lo que llamamos una quimera. Muchos de los que están en esta sala podrían haber nacido de una quimera. Sospecho que podría haber teólogos preocupados por qué puede haberle pasado al alma humana que ha desaparecido en este caso.

Debemos aceptar que la aritmética de almas no tiene sentido, que es intelectualmente indefendible, pero también que es moralmente indefendible dado que estas nociones están prolongando la eterna miseria de decenas de millones de seres humanos enfermos. Y por culpa del respeto que concedemos a la fe religiosa —incluso investigadores con células madre conservan este respeto por la fe— no podemos plantear esta discusión de la forma que deberíamos.

Sugiero que si piensas que el interés de un blastocito —un embrión humano de tres días— entra en conflicto con el interés de una pequeña niña con daños en su espina dorsal, o con el de una persona con quemaduras por todo el cuerpo, es porque tu intuición moral ha sido oscurecida por la metafísica religiosa. Por desgracia esta clase de ceguera está muy bien aceptada en nuestra sociedad, un tipo de ceguera que recibe el nombre de fe religiosa, y que, en el colmo, se nos obliga a respetar.»

lmh

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Bernarda, la abuela de todos

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Bernarda había nacido un 18 de diciembre de 1909, hace hoy 98 años. La vida de Bernarda había transcurrido como en realidad se espera que transcurra la vida de cualquiera de nosotros: Queriendo y cuidando a los suyos, y acumulando toda la sabiduría posible. A Bernarda yo la había conocido hace escasos dos años y, por su forma de ser, tan abrumadoramente positiva, y por su descarada cordura, habría deseado que hubiese sido mucho antes.

El abuelo Celedonio había muerto en 1971. Ya enfermo había declarado a su hija sentir la única pena de no haber conocido un nieto. Dos años después, durante el mismo mágico siete de mayo en el que yo venía al mundo, de su nuera Julia nacía también Rebeca. Cuatro años después llegaba Roberto. Aún viuda, Bernarda nunca estuvo sola. Siempre estuvieron con ella su hermana Pilar —la más amable de las sonrisas que yo nunca haya visto fotografiada—, sus hijos, Nino, Pilar y Paz, y por supuesto sus nietos.

El pasado primero de diciembre se moría Bernarda, en casa de su hija y rodeada de toda su familia. Yo también estaba allí, porque yo también me sentía su familia. Hay quien podría burlarse de mi visión humanista del mundo diciéndome que Bernarda ya no existe, pero eso no es cierto. Bernarda siempre vivirá en la memoria de los que la querían, quienes éramos muchos.

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Dexter, el arte transgresor de ahora y de siempre

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Rosa Montero escribe una columna pretendiendo haber entendido que el uso de la violencia en la por otra parte magnífica serie televisiva Dexter es de alguna forma perverso.

Hernan Casciari responde con lo que para los entendidos en arte transgresor es un ejemplo obvio de lo que Anthony Julius llamaba defensa canónica, creando un supuesto artículo escrito por la abuelita de Rosa Montero en el que se cambia Dexter por Crimen y Castigo. «Si criticas a esta obra transgresora de hoy en día, entonces tampoco te deben gustar estas otras obras transgresoras del pasado, bla, bla...»

«Ojalá un día llegue la famosa televisión y se acaben todas estas porquerías literarias.»

En VayaTele realmente se creen que ese artículo de la abuelita de Rosa Montero era real. ¡De hecho interpretan que la intención de Hernan Casciari es delatar a Rosa Montero como plagiadora de su propia familia!

—El post de VayaTele está editado, después de que todo el mundo le haya señalado el error, pero sigue teniendo el texto original.—

Por supuesto, el mérito de colársela a VayaTele es limitado. Que parezca que también se la has colado a Nacho Escolar es para ponerse una medalla.

Como de costumbre gracias, Diego. Foto de Series TV.

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Siempre Paracuellos

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Parafraseando a Ford Farlaine, el detective rockero: «César Vidal se estaría retorciendo en su tumba si no fuese porque el muy hijo de puta ni siquiera está muerto.»

Si Madrid consigue la organización de los Juegos Olímpicos de 2016, Paracuellos será la sede oficial de la competición de tiro.

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La semana en mis blogs

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El infierno en el viejo Vermont

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Cuando era un niño, me contaron la historia de un viejo granjero en Vermont. Se estaba muriendo. El sacerdote estaba junto a su cama, preguntándole si era un buen cristiano y si estaba preparado para morir. El viejo contestó que no había hecho en realidad ninguna preparación, y que no era cristiano, que en realidad nunca había tenido tiempo para otra cosa que no fuese trabajar. El predicador le dijo que no podría ofrecerle ninguna esperanza de salvación si no tenía fe en Cristo, y que sin esa fe su alma estaría perdida.

El viejo no estaba asustado, sino perfectamente en calma. Con una voz muy debilitada, rota, dijo: «Señor predicador: Supongo que habrá visto mi granja. Mi mujer y yo llegamos aquí hace más de cincuenta años. Nos acabábamos de casar. Todo esto era un bosque con la tierra cubierta de piedras. Corté los árboles y quemé sus troncos, retiré las piedras y levanté las paredes. Mi mujer me ayudó con esto en todo momento. Educamos y vimos crecer a nuestros hijos, renunciando a todo lo nuestro. Durante todos esos años mi mujer nunca tuvo un buen vestido ni un bonito sombrero. Yo mismo nunca he poseido un buen traje. Hemos vivido con lo justo para comer. Nuestras manos y nuestros cuerpos están deformados por el trabajo. Nunca hemos tenido vacaciones. El único lujo que nos hemos permitido es amarnos entre nosotros y a nuestros hijos. Ahora estoy a punto de morir, y me pregunta si estoy preparado.»

«Señor predicador: No tengo miedo del futuro, ni terror al otro mundo. Puede que me convenza de que el infierno existe y me está esperando. Lo que nunca conseguirá es convencerme de que es un lugar peor que el viejo Vermont.»

Robert G. Ingersoll

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Street Performer Protocol, otra alternativa Copyleft

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El protocolo Street Performer es un mecanismo de comercio electrónico ideado para facilitar la financiación privada de trabajos públicos. Utilizando este protocolo, una serie de donaciones permanecen congeladas hasta poder ser entregadas al autor en el momento en el que libere el trabajo prometido.

«Considérese un mundo sin protección al copyright. La gente escribe libros o música pero sólo son pagados por una actuación en directo, o por cada edición de lo que escriben. Una vez ese trabajo es publicado, cualquiera a quien le guste puede hacer copias y distribuirlas. En un mundo digital, copias realizadas fácilmente y con la máxima calidad de historias, novelas, libros de referencia o piezas musicales son, en sentido económico, un «bien público». Esto es, aunque a los responsables de estos trabajos la creación les supone escasos recursos, tampoco son capaces de cosechar la mayor parte de los beneficios que su trabajo genera.

Esto permite predecir que en ese escenario propuesto sería creado menos material que en nuestro mundo actual, desde luego mucho menos de lo que los consumidores querrían. Y sin embargo, por motivos tecnológicos que todos conocemos, parecemos estar dirigiéndonos hacia un mundo que se parece cada vez menos a aquel en el que estamos acostumbrados a vivir, y más al propuesto, aquel en el que deja de protegerse el copyright.

En este informe, consideramos una aproximación simple y común a la financiación de bienes públicos, como emisoras de radio sin anuncios, estaciones de televisión o inesperadas actuaciones musicales en lugares públicos. Los artistas se ofrecerían a continuar proporcionando creaciones libremente disponibles mientras continúen recibiendo el suficiente dinero desde donaciones como para permitir que siga siendo rentable hacerlo. Discutimos los acuerdos sociales, financieros y técnicos que harían funcionar este escenario, a pesar de que resulte difícil creer que resuelva por completo el problema de garantizar a los creadores un pago por sus creaciones. Discutiremos un ejemplo específico de esta idea, que hemos llamado Protocolo Street Performer

Más en The Street Performer Protocol and Digital Copyrights.

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España no lee

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Viñetas de Rafael Vega Sansón para El Norte de Castilla

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El invento de Microsoft que salvó mi matrimonio

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Precédase o sucédase con un interesado «cariño» a la propia discreción...

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La guerra ha terminado

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Sugería Bertrand Russell: «Matar al enemigo en una guerra moderna es una operación muy cara. Si consideramos la cantidad de alemanes que murieron en la última guerra, y cuánto están pagando los vencedores en impuestos sobre la renta, se puede, con una suma, y una larga división, descubrir cuánto cuesta cada alemán muerto, y se verá que es bastante». ¿Cuánto nos cuesta hoy en día a cada occidental cada civil iraquí muerto?



«La guerra ha terminado. Si tú quieres.» —John Lennon

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Las 36 clases de geek

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Toda la vida pensando que sólo existía un tipo de geek, a saber, todo aquel con más direcciones de correo electrónico que pares de zapatos en el armario, y resulta que no, que somos hasta 36 clases de geeks distintos.

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La viñeta es de Scott Johnson, a quien se la puedes comprar en formato poster.

lmh

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» Linux AV: Internet plorer en Muchachada Nui Enjuto Mojamuto, personaje del programa Muchachada Nui, recibe una visita muy especial. Se trata de Internet «plorer», irritado por no ser el navegador que todo el mundo usa. «Te voy a quitar.» «¡No puedes, estoy integrado en el sistema operativo!»

» La media hostia: Sesión de meditación para geeks In your mind's browser, clear your cache...

» La media hostia: ¡Fóllate a tu ordenador! Gag de Santiago Segura en el programa Sabías a lo que venías en La Sexta.

La semana en mis blogs

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favicon2dots, logos 3D a partir de iconos

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que genera una imagen tridimensional a partir del favicon de un sitio web cualquiera. El estilo me resulta similar al de los viejos iconos del tema World of Copland para los sistemas operativos Apple. Ideal cuando la imaginación no da para más a la hora de crear un logotipo lo suficientemente atractivo para tu sitio.

La media hostia sólo puede ofrecer el favicon por omisión de cualquier blog alojado en Blogspot, así que pongo como ejemplo el logo creado a partir del favicon de Pixoolo.

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Leer la constitución

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Viñeta de Rafael Vega Sansón para El Norte de Castilla

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La religión como fuente de intolerancia y de inmoralidad

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«Es la hora de echar a los ateos de América. La mayoría de los americanos adoraría verles fuera de nuestro país. Si no crees en Dios, exíliate.

Los Estados Unidos se basan en tener libertad de expresión y de religión, lo que significa que puedes creer en Dios de la forma que prefieras —baptista, católico, metodista, etc.— pero debes creer.

No entiendo la libertad en la religión significando no-religión. Nuestra moneda dice «Confiamos en Dios». Así que, a todos los ateos de América: Fuera de nuestro país.

Los ateos han causado la ruina de esta gran nación llevándose las oraciones de nuestros colegios y siendo capaces de practicar lo que sólo puede ser llamado «el mal». No me preocupa si nunca han cometido un crimen, los ateos son el motivo por el que existe el crimen.»

Alice Shannon

Lo último que necesita el argumento de que la religión es fuente de tolerancia y moralidad son demostraciones de intolerancia y de inmoralidad como ésta. Es responsable quien lo escribe pero, por supuesto, también lo es quien lo publica.

Actualización: Se trata de una carta al director del diario Peninsula Clarion de Alaska.

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El diseño inteligente para un completo idiota

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«El diseño inteligente es uno de los más interesantes desafíos a los que se enfrentan padres y educadores hoy en día, pero puede ser muy difícil separar los hechos de la simple retórica. Esta guía experta y objetiva llega al fondo de la cuestión: ¿Qué es el diseño inteligente? ¿Debe reemplazar o complementar a la ciencia tradicional? ¿De qué va todo esto?»

Reseña editorial en Amazon.com



En efecto, y sin embargo, ninguno de nosotros podría haberlo explicado mejor: Para entender el diseño inteligente hay que ser un completo idiota.

lmh

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Ahorra energía

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Rafael Vega Sansón

«Al susto apocalíptico que nunca deberíamos tomarnos a broma, ese que insiste en que miremos las barbas de Venus y tomemos nota, siempre le acompaña la estimulante y encantadora costumbre de la contradicción. La humanidad sabe dividir sus horas para atender igualmente la reflexión y el desparpajo, el odio y el amor, el sueño y la vigilia, el ahorro y el más lacerante despilfarro. Acaso esto explique que podamos recibir con compunción religiosa los reproches del gasto inútil de energía, incluso hacer sincero propósito de enmienda para evitarlo, ya sea cambiando las bombillas de nuestra casa o desenchufando los electrodomésticos en lugar de desactivarlos a través del mando a distancia, y esperar, con el espíritu navideño más sobresaltado que un perro a punto de salir de paseo, a que se enciendan las luminarias navideñas. Digamos que el derroche recibe a veces el indulto mayoritario. Aunque no deja de resultar paradójico el celo individual para ahorrarle unos vatios al mundo y el colectivo dislate al servicio de cualquier pachanga. La culpa no la tienen los arcos navideños, de bajo consumo y discreta presencia, sino la doble moral que condena unos hábitos con la hoguera social mientras permite otros para sustento del pensamiento único.»

Publicado en El Norte Digital.

Vender vino sin botellas, la economía de la mente en la Red Global

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«En marzo de 2004 se cumplen diez años desde que este artículo —absolutamente pionero y que fijó las bases para una crítica eficaz a la propiedad intelectual en la era digital— vio la luz en papel, en la revista Wired con el título The Economy of Ideas. Desde entonces ha sido citado y reproducido innumerables veces y se ha convertido en una referencia imprescindible para una crítica cabal a quienes tratan de imponer el viejo modelo de la propiedad intelectual y del copyright a Internet y a toda obra digital. Muchas de sus previsiones han resultado asombrosamente certeras y, pese al tiempo transcurrido, el artículo conserva su vigencia en lo fundamental. Sin embargo, en castellano solo ha aparecido —que sepamos— en un especial de la revista El Paseante —nº 27-28—, titulado La revolución digital y sus dilemas, publicado en 1998 y por tanto bastante difícil de encontrar hoy en día. Además, era una traducción incompleta pues, por causas que desconocemos, se publicó con sensibles recortes. Aparte de la de El Paseante, no existe ninguna otra traducción castellana en la Red, por lo que, con motivo de los diez años de su publicación en Wired, hemos decidido ponerla disponible, revisando la traducción cuidadosamente, corrigiendo algunas erratas y errores de interpretación y traduciendo todos los fragmentos —nada menos que doce párrafos— que no se incluyeron en la traducción original, trabajof este último que hay que agradecer a Raúl Sánchez Cedillo. También hemos devuelto al texto su estructura original, basándonos en la versión publicada por la EFF. Las notas a pie de páginas son todas de esta edición. —Miquel Vidal»

Vender vino sin botellas: la economía de la mente en la Red Global, de John Perry Barlow. Descárgalo también en formato PDF.

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SEOmoz, mide la importancia de tu sitio en Internet

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Inicio con este artículo una serie dedicada a la logística asociada a la posesión de un blog. Me explico. La potestad de decidir cuál debe ser el contenido de un blog, y sobre qué temas debe escribirse en el mismo, pertenece únicamente a su autor. Con independencia de la ciencia contenida en cuestiones como el posicionamiento en los buscadores, el pagerank de Google, las etiquetas en los enlaces y el código meta en las plantillas, el uso o no de publicidad, las técnicas para atraer tráfico, etcétera, hay algo que no es posible cambiar y que hay que tener siempre en mente: El único camino para ser alguien en Internet es escribir mucho y escribir bien, sobre temas variados pero alrededor de una filosofía uniforme, creando una identidad en la red. Los buscadores no dejan de ser bestias algorítmicas pero, por el motivo que sea, finalmente lo que acaban premiando es esto.



SEOmoz es una muy útil herramienta online que mide cuestiones como la importancia relativa y la visibilidad de un sitio web, su susceptibilidad para ser obtenida como resultado en un sitio de búsqueda, y datos sobre su popularidad y los enlaces recibidos desde la red. La herramienta ha sido diseñada para satisfacer la curiosidad de webmasters y profesionales de marketing que buscan una herramienta rápida para determinar la importancia relativa de un sitio.

Devuelve estos datos para el sitio que se le proporciona:


  • El número de enlaces que apuntan a la URL completa según Yahoo! Site Explorer
  • El número de enlaces que apuntan al dominio según el mismo servicio
  • La posición en Google para las cuatro primeras palabras del título del sitio
  • La edad del dominio
  • El número de enlaces desde TLDs .edu o .gov según Yahoo!
  • El ranking en Alexa
  • La visibilidad del nombre de dominio, o una cuenta de los resultados de Google para una búsqueda del dominio, centrándose en la visibilidad de la URL y no en la cuenta de enlaces entrantes
  • El porcentaje de enlaces internos, o el porcentaje de páginas en el dominio que enlazan con la URL objetivo, cifra que será del 100% si el URL coincide con el nombre de dominio, todo según Yahoo! Site Explorer
  • El número de enlaces entrantes según Technorati
  • El número de resultados al buscar el dominio en del.icio.us
  • El número de enlaces en DMOZ
  • El número de enlaces en Wikipedia
  • El pagerank Google del URL y del dominio —hay por supuesto formas más rápidas de obtenerlo


Para La media hostia, se devuelve un resultado de 5,5 sobre 10, con la siguiente nota:

«Tu sitio tiene impacto, y podría ser líder en su terreno —dependiendo de cómo de grande o de pequeño es ese terreno—. Sigue en esta línea, está claro que el esfuerzo está dando resultados.»

Motivo para sentirse orgulloso, es de suponer...

lmh

Creative Commons y lo que se espera de ella

Publicado por Ismael

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Una familia tejana ha recibido la más dura lección que es posible recibir sobre qué significa realmente Creative Commons para un creativo que usa sus licencias.

El cineasta Damon Chang subió una foto familiar de su sobrina Alison a Flickr, para descubrir semanas más tarde que estaba siendo usada por Virgin Mobile en una cara campaña publicitaria. Ni Alison Chang ni su joven abogado Justin Wong, quien tomó la fotografía, han recibido compensación alguna por el uso de la imagen. Sin darse realmente cuenta, Damon Chang usó una licencia que permite el uso comercial del material, e incluso la realización de trabajos derivados, sin permiso del fotógrafo ni pago alguno al mismo. Un simple crédito al creador satisface los términos de la licencia.

La familia Chang considera un insulto el uso de la fotografía, dado que Alison es menor y ahora es conocida como «dump your pen friend girl» —N. del T. Admito no saber cómo traducirlo sin que pierda una gracia que probablemente no tiene—. Tras recibir consejo legal, la familia Chang está demandando ahora a Virgin Mobile USA y ¡a la corporación Creative Commons!

Virgin tomó partido de hasta cien imágenes generadas por usuarios para su campaña de anuncios, ahorrando una fortuna. Los abogados acusan a Virgin de invasión de la privacidad, libelo, y violación de contrato, pero es la sección de la demanda que nombra y culpa a Creative Commons la que promete tener consecuencias para lo que conocemos como «Web 2.0» y «contenidos generados por el usuario».

«Creative Commons le debe algo a Justing Wong» argumenta la familia Chang en su queja «tras fallar en el deber de, entre otras cosas, educarle y advertirle adecuadamente del significado de uso comercial y de las ramificaciones y efectos de hacerle aceptar una licencia que permite dicho uso.»

Virgin dice creer que «el espíritu del acuerdo Creative Commons está de acuerdo con la filosofía de Virgin» —la filosofía de conseguirlo gratis, es de suponer.—

De hecho, en todos los detalles menos en uno, esto demuestra a Creative Commons funcionando exactamente como debería: Haciendo más fácil que las imágenes sean reutilizadas sin permiso ni compensación para el creador. En la economía paralela de la Web 2.0, compartir de esta forma es la norma. Virgin ha estafado sólo en un pequeño detalle, al fallar en darle crédito a Justin Wong, algo fácil de hacer con letra pequeña. Por lo demás, Creative Commons le otorgó el permiso para hacer lo deseado.

En este hilo de discusión en Flickr Alison descubre que es famosa, y los abogados aparecen de los alrededores para ayudar.

Una especie de moraleja: Con el dinero que Virgin se ahorra realizando de esta forma sus campañas publicitarias, tiene de sobra para pagar a los abogados que atiendan las demandas si alguien protesta.

Visto en The Register.

lmh, lmh, lmh

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Sesión de meditación para geeks

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Sesión de meditación para geeks

lmh, lmh

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La semana en mis blogs

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lmh

Bromas visuales HTML

Publicado por Ismael

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Visual HTML Jokes es un grupo en Flickr dedicado a fotografías que contienen en su interior algún tipo de broma en forma de código HTML.

No se me ha entendido, ¿verdad? A ver si con un par de ejemplos...





Las dos fotos son de Tomas Caspers.

lmhFlickr

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Sam Harris o cómo no creer en Dios

Publicado por Ismael

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Traduzco la charla dada por Sam Harris el 6 de octubre de 2006 en la conferencia anual de la Freedom From Religion Foundation, en San Francisco. Se trata de uno de los manifiestos humanistas más emocionantes redactados a lo largo de nuestro siglo. La traducción es libre, pero la presumo precisa y fiel al original. El resaltado es propio.

«Después de publicar The End of Faith, recibí gran cantidad de correspondencia, en su mayor parte e-mails. Dado que tengo la buena suerte de haber podido publicar este libro en un país donde el 83% de la gente cree que Jesús literalmente resucitó de entre los muertos, gran parte de esta correspondencia era negativa, aunque no toda. Creo que muchos de vosotros presumirá que la mayor parte de quien escribía ese e-mail podía parecer irritado. No es así en absoluto. Pero buena parte sí revelaba un enfado quizá justificable pero que uno generalmente no asocia con los ideales del cristianismo.

Comencé a responder a esos e-mails, y desarrollé varias cartas-tipo para este propósito. Tenía una carta-tipo para musulmanes —algo que no resultará sorprendente a quienes hayan leído el libro—. Pero de las respuestas que obtuve a mis cartas-tipo para cristianos, me di cuenta de que algún día podría escribir algo parecido a la madre de todas las cartas-tipo, un libro muy corto. Ese resultó ser mi segundo libro, Letter to a Christian Nation.

Esta noche voy a hablar sobre algunos de los argumentos que los religiosos, y los cristianos en particular, utilizan en defensa de sus creencias religiosas. Resulta que no hay miles de formas de defender a Dios, hay más bien pocas, y esos argumentos son los que utilizo en mi Letter to a Christian Nation.

Primero quiero describir cómo veo nuestra situación actual en el mundo. El 87% de los norteamericanos afirman no dudar en forma alguna de la existencia de un Dios personal. El 53% cree que el universo tiene 6.000 años de edad, y que los seres humanos no tienen precursores genéticos en el mundo natural, aparte de Adán y Eva. El Diseño Inteligente, del que todos hemos oído hablar tanto, es una especie de arenque rojo —N. del T. Red herring en el original. En los juegos de aventura, se llama así a los objetos inútiles que únicamente ocupan espacio en la mochilla—, dado que, de acuerdo con la última encuesta de Gallup, el 53% de los norteamericanos se consideran creacionistas. En 2005, se realizó una encuesta en 34 países, intentando determinar los niveles de creencia de sus habitantes en la evolución, y los Estados Unidos ocuparon el penúltimo lugar, sólo por encima de Turquía.

Resulta embarazoso. Pero si añades a esta comedia de falsas certezas el hecho de que el 44% de nosotros piensa que la segunda venida de Jesús sucederá durante nuestras vidas —el 22% está seguro, mientras que otro 22% piensa que es probable— se aprecia que existe una fidelidad realmente terrible hacia este tipo de creencias. Éstas se asocian con una gran variedad de otras creencias sobre el fin del mundo, y sobre el cumplimiento de las profecías bíblicas. Lo que quiero discutir es que esto es completamente incompatible con intentar preparar un futuro duradero para nuestra civilización.

No es una exageración decir que aquel 44% de los norteamericanos está esperando impacientemente el fin del mundo. Es difícil aceptar que casi uno de cada dos de nuestros vecinos realmente cree en esto, y voy a hablar sobre ello en unos instantes, aunque distintas encuestas lo han revelado hasta la nausea. Considérese una institución como la universidad Patrick Henry. Nació hace sólo seis años, y tiene cerca de 250 estudiantes. Se trata de una escuela especializada en llevar jóvenes cristianos al gobierno. Todos los que se matriculan en la Patrick Henry firman una declaración de fe, que dice: «Cualquiera que muere lejos de Cristo será confinado en un tormento consciente durante la eternidad». Esto es así aparentemente lo más importante que debes tener en la cabeza si vas a formar parte del gobierno estadounidense durante el siglo XXI. Patrick Henry coloca más internos en la Casa Blanca que cualquier otra universidad en los Estados Unidos. Más que Hardvard, que Princeton y que Yale.

En 2004, la Coalición Cristiana otorgó a 42 de los 100 senadores en los Estados Unidos puntuaciones perfectas, significando que practican la posición correcta según el cristianismo en toda cuestión de importancia. Es decir, que no hace falta ser un paranoico para apreciar que se está fundando una teocracia en este país.

Y esto no es saludable. ¿Alguien piensa que sí lo es?

Tenemos que darnos cuenta de que la gente realmente tiene y practica estas creencias. Puede haberse notado que, durante el reciente conflicto entre Israel y sus vecinos, fuimos inundados con especulaciones en la prensa sobre si esto era un aviso del fin del mundo. La CNN dedicó hasta tres horas a esta cuestión a lo largo de una semana. Ningún periodista en estos programas apuntó lo obvio, o lo que debería ser obvio, que este punto de vista de los acontecimientos a través del prisma de las profecías bíblicas es completamente ilegítimo, peligroso y potencialmente autorrealizable —N. del T. Self-fulfilling en el original, aquí una explicación del concepto—.

No hablamos de un límite que roza lo lunático. Muchos de entre esta gente son sin duda lunáticos, por supuesto, pero no están al límite de la sociedad. Hablamos de pastores de megaiglesias con congregaciones de decenas de miles. Hablamos de organizaciones con presupuestos de decenas de millones de dólares, algunas de incluso cientos de millones al año.

Hablamos de organizaciones como los Cristianos Unidos por Israel, que está intentando influir en la administración para llevar a cabo una línea dura de actuaciones contra Irán, por razones bíblicas. Podría ser que fuese razonable llevar a cabo esta línea dura contra Irán, por supuesto, pero no va a ayudar en ningún caso tener detrás un grupo de maníacos religiosos empujándonos a hacerlo por los motivos equivocados.

Así que literalmente hablamos de hombres y mujeres adultos que esperan ser raptados por Jesús hacia el cielo. Y sí, si es posible creerlo, el dibujo es realmente más desolador en el mundo musulmán. Allí, nos embarcamos en un conflicto con cientos de frentes, para 1.400 millones de personas, un porcentaje muy significativo de los cuales piensa que cualquier cuestión política o moral debe despejarse mirando al Corán. Quiere decir que, en cualquier conflicto de cualquier tipo entre un musulmán y un no-musulmán, van a ponerse de parte del musulmán, no importa cómo de sociopáticos sean en realidad sus argumentos.

Mucha gente en nuestra sociedad, que deberían pensarlo mejor, como nuestros queridos laicos, se inclinan por pedir perdón por esta situación, imaginando que todos los conflictos con el mundo musulmán vienen de nuestra incompetencia, nuestra codicia, y nuestros errores del pasado. Es cierto que tenemos mucho por lo que pedir perdón, pero como todos los que ya hayan leído The End of Faith saben, creo que todo encierra un peligroso malentendido. Es un peligroso malentendido incluso si piensas que Iraq ha sido una catástrofe, como yo lo pienso. No hay discusión sobre los enemigos que hemos hecho en Iraq. Pero muchos otros de esos enemigos en realidad no los hemos hecho ahora. Y de los que hemos hecho, lo hemos hecho en gran parte a partir de la teología.

Veo a la fe jugando a un juego peligroso desde los dos lados del tablero. El mayor problema para nosotros, laicos y moderados, es que nos resulta muy difícil aceptar que la gente realmente cree este tipo de cosas. Somos muy malos apreciando cómo de lejos llegan los religiosos literalistas. Los moderados simplemente afirman que el fundamentalismo es una perversión de la fe, y que si la fe se corrompe, el problema no es la fe sino el fundamentalismo. Esto da cobertura a los extremismos religiosos, dado que los moderados no nos permiten criticar a la fe en sí misma, ni a la tendencia a creer en cosas basadas en una pésima evidencia.

Me gustaría explicar por qué creo que estamos en esta situación, por qué la gente cree lo que cree y por qué los cristianos, específicamente, creen en lo que creen, y cómo siempre surge gente que defiende a Dios. Hay sólo dos formas de hacer esto último: Bien argumentar que las doctrinas religiosas son ciertas, bien argumentar que son útiles. Habitualmente se mezclan los dos argumentos sin distinguir entre ellos. Sin embargo, es útil separarlos.

Primero, considérese la petición de que cualquier doctrina religiosa es cierta, específicamente la doctrina del cristianismo. Si eres cristiano, argumentarás que hay buenas razones para creer que Jesús nació de una virgen, que la biblia es la palabra de Dios, y de hecho muchos cristianos argumentan así. Dirán: «La tumba apareció vacía al tercer día, ¿cómo explicas eso?», o «muchos de sus discípulos vieron a Jesús caminar tras ser crucificado, esto es un milagro, es la prueba de que era hijo de Dios». O de otro modo, también muy común, invocarán la noción de la profecía y su confirmación. La idea es que los eventos del Nuevo Testamento confirman las profecías del Antiguo Testamento. Por supuesto, es un pésimo argumento. Por ejemplo, en el libro de Micah, capítulo 5, se dice que el Mesías nacerá en Belén y, he aquí que en Mateo, capítulo 2, Jesús nace en Belén. Es algo parecido a cuando las profecías en el primer libro de El Señor de los Anillos se confirman por las cosas que pasan en el tercer libro.

Lo que quiero que reconozcas es que confiar en la profecía es en sí mismo discutible. Se trata de un intento de razonar la validez de las creencias. Es un intento de decir que dichas creencias son ciertas dentro de algún tipo de marco racional. En este sentido, estos religiosos funcionan como malos científicos. Tienen creencias que creen que se adaptan al mundo. Piensan que son ciertas. Por esto hay doctrinas religiosas específicas que deben ser refutadas. Si hay una buena razón para creer que llueve afuera, no podemos afirmar de repente que creemos que no llueve. Es necesaria alguna evidencia.

Es este primer modo de argumentar la existencia de Dios —la noción de que las creencias religiosas son ciertas— lo que inevitablemente pone a la religión en colisión con la ciencia. Son creencias basada en malas evidencias. Pretenden describir el mundo de la forma en la que lo hacen los científicos, pero sin adaptarse al nivel de evidencias que exigimos de la ciencia y de la racionalidad. Si crees, por ejemplo, que la Guerra Civil fue un bulo, o si piensas que en realidad sucedió en 1920, o das buenas razones o serás considerado un loco. Cambiamos las reglas del juego cuando empezamos a hablar del origen divino de ciertos libros. Es un claro ejemplo de doble estándar: No respetamos la estupidez en nuestra sociedad a no ser que sea estupidez religiosa.

Esto es lo que considero peligroso de la religión. Realmente permite a gente perfectamente sana y perfectamente inteligente creer en cosas en las que sólo deberían creer lunáticos o idiotas, dado que la forma de discurrir automáticamente queda separada de cualquier criticismo. Si te levantas por la mañana pensando que decir unas cuantas palabras en latín convertirán los cereales en tu tazón en el cuerpo de Julio César o Elvis, habrás perdido la cabeza. Si piensas lo mismo de una hostia convirtiéndose en Jesús, no hay nada de malo en ti, simplemente resultas ser católico.

Hay una verdad básica sobre todos nosotros que ningún doble estándar puede borrar: O eres intelectualmente honesto, o no lo eres. O estás dispuesto a mirar hacia los datos desapasionadamente, o a ignorarlos o, peor, a deformarlos para conformar con una ideología previa que tienes. En la ciencia, sistemáticamente nos alejamos del dogmatismo. En la ciencia, aspiramos a la honestidad intelectual. Y, cuando la ciencia funciona, es cuando puede ser llamada ciencia. Eso es lo que se consigue.

La religión requiere una aproximación opuesta. La religión requiere dogmatismo. No hay versión del cristianismo que esté en principio abierta a la proposición, muy probable, de que Jesús nació de un proceso normal de procreación, y que fue asesinado como un animal. No es una versión del cristianismo realmente planteable. Rompe por completo los dogmas del cristianismo. Sin embargo, desafíos similares hacen crecer a la ciencia. Merece la pena notar la diferencia.

Muchos otros argumentan que no hay conflicto entre religión y ciencia. ¿Cómo hacen esto? El truco es este. Hacen dos cosas. Primero, argumentan que ningún ateo puede demostrar que no hay Dios. Así pues, el ateísmo es otra forma de fe: La fe en que no hay Dios. Bertrand Russell aniquiló este argumento hace un siglo con su famosa parábola de la tetera. ¿Puedes probar que no existe una tetera china en órbita elíptica alrededor del sol entre Marte y Júpiter en este momento? Pues, realmente no. ¿Es entonces razonable creer en la existencia de la tetera? No. ¿Es razonable como poco declararse agnóstico con respecto a la existencia de la tetera? Ni mucho menos. Fin del argumento.

No debe ser una carga puesta a las espaldas de los ateos ir por la vida probando la inexistencia de teteras celestiales. Algo a apuntar es que así tratan sin embargo los cristianos a los musulmanes. Miran su discurso. Los musulmanes reclaman tener un libro que es la palabra perfecta del creador del universo. ¿Por qué creen esto? Porque lo pone en el libro. A los cristianos les parece absurdo. Y sin embargo, este nivel de crítica no lo utilizan para sus propios dogmas religiosos.

Hay un segundo truco que algunos usan para hacer compatibles ciencia y religión, y es algo más sutil. Fue usado con buen resultado por Francis Collins en su libro reciente, El Idioma de Dios. Emerge habitualmente cuando encuentras gente considerando la importancia de algún descubrimiento científico específico. Tómese un hecho científico, por ejemplo, que el 99% de las especies que han habitado la tierra están extinguidas. Hay dos preguntas que es posible hacerse ante un hecho así. Puedes preguntar «¿es este hecho compatible con la existencia de un Dios omnisciente, omnipotente y perfectamente benevolente?», o bien puedes preguntar «¿sugiere este hecho la existencia de un Dios tal?» Estas preguntas parecen similares pero no lo son. Piénsese sobre esto. ¿Es el hecho de que el 99% de los productos de Dios han fracasado compatible con la existencia de un Dios omnisciente, omnipotente y perfectamente benevolente? Bueno, sí, en realidad cualquier hecho lo es, añadida la coletilla «¿quién entiende las intenciones de Dios? El puede haber querido destruir todas aquellas criaturas por algún motivo que no podemos alcanzar a entender.»

Pregúntese ahora de otra forma: Viendo que el 99% de las especies han acabado extinguidas, ¿concluiría alguna persona razonable que debe haber una deidad que lo puede todo, lo conoce todo y lo compadece todo manejando las cuerdas? Esto está cerca de ser la última cosa que podría deducirse de los datos. Por supuesto, la diferencia entre las dos preguntas se aplica a cualquier otro evento en la historia de la humanidad que pueda verse desde la fe. Véase el Holocausto. ¿Es el Holocausto compatible con la existencia de un Dios omnisciente, omnipotente y perfectamente compasivo? Bien, sí, puede que simplemente le jodan los judíos —N. del T. Pissed off at the Jews en el original—. O puede que no hubiera podido negarse a ofrecer a los Nazis una oportunidad tan perfecta para pecar. O quizás había una recompensa en el cielo para todo fallecido en una cámara de gas. Es posible siempre añadir coletillas así, de forma que esta versión de Dios sea infalsificable. Pero mírese de nuevo hacia el Holocausto. ¿Por un momento podrías pensar que una deidad invisible, amadora y poderosa se molesta por los asuntos humanos? Ni remotamente.

Dejemos ahora esta verdad aparente por un momento, y hablemos de la noción de que la religión es útil, porque este es el argumento que hace el trabajo sucio para los religiosos, en particular en nuestro país.

El argumento es que la religión es tan útil que es necesaria. La forma en la que se supone necesaria es facilitando un fundamento al comportamiento moral. Se reclama que la religión hace buena a la gente. El miedo es que, sin fe, nuestra sociedad se derrumbaría en antagonismos. Nos veríamos abocados a la avaricia y la maldad, y ninguno de nosotros puede en realidad formarse una intención duradera de ser bueno con los otros sin pensar al mismo tiempo que uno de nuestros libros ha sido dictado por el creador del universo.

Permítaseme decir lo que creo que hace esta idea incorrecta. Primero, se me ocurre que la única base racional para la moralidad es la constancia del sufrimiento de otras criaturas conscientes —para este propósito valen hombres y animales—. Incluso si llegáramos a fabricar ordenadores a quienes considerásemos plenamente conscientes, también tendríamos obligaciones morales con ellos. Por esto no sentimos un compromiso moral con las rocas, porque no se nos ocurre nada que pueda hacer sufrir a las rocas. Tiene sentido entonces que nuestro sentido moral tenga gradaciones. Hablo del hecho de que nos sintamos más concernidos sobre el sufrimiento de los chimpancés que sobre el de los grillos. La diferencia, si está justificada, es que pensamos que los chimpancés son más capaces de sufrir habida cuenta de su neurología más compleja, hecha la relación entre la complejidad física e intelectual y las posibilidades de felicidad y sufrimiento.

El problema con el concepto religioso de moralidad es que las cuestiones morales son sistemáticamente separadas de la realidad vital de humanos y animales. Por eso vivimos en un país donde los cristianos debaten sobre el matrimonio homosexual como la mayor cuestión moral de nuestro tiempo, como si resolver la mayor parte del sufrimiento humano dependiese de resolver esta cuestión.

Así que un concepto religioso de la moralidad tiene el perverso efecto de permitir a la gente religiosa —quienes por otra parte son tan buenos como cualquiera de nosotros— causar un inmenso sufrimiento en otros seres humanos a partir de sus diferencias de dogmas.

Un caso que ilustra la mayor parte de lo que se habla. Considérese a Madre Teresa. Se la considera habitualmente una gran fuerza de la compasión en este mundo y, hasta cierto punto, lo era. No hay duda de que alertó a muchos occidentales de la existencia de cierto tipo de sufrimiento. Yo la encontraba inspiradora, de hecho. Pero he aquí que cuando dio el discurso en el que aceptaba el Premio Nóbel, se permitió declarar que el aborto era la mayor forma de sufrimiento con la que ella se había encontrado. El aborto le hacía perder el sueño más que el hambre, el genocidio, la tortura política o la enfermedad mental, cualesquiera otras formas de sufrimiento humano que ella conocía.

Esto no tiene ningún sentido. Si tu intuición moral consiste en puntuar los distintos sufrimientos en este mundo, el aborto debería estar bien abajo en tu lista de preocupaciones. Puede que un feto abortado sufra al ser destruido. Puede que no. Uno no puede preocuparse por esto razonablemente cuando millones y millones de personas sufren cada día de sus vidas, a menudo por culpa de la crueldad o de la estupidez humanas. Cualquiera de acuerdo con la idea de moralidad de Madre Teresa celebrará que en El Salvador, en este momento, el aborto es completamente ilegal, sin excepciones por violación o incesto, y que hay mujeres que cumplen condenas de cárcel por 30 años por haber abortado ilegalmente. Cuando una chica llega a un hospital con el útero perforado, delatando un aborto ilegal, es atada con grilletes a su cama, y su vagina y útero son tratados como escena del crimen. Imagínese esto en un país que además estigmatiza los anticonceptivos como un pecado contra Dios. Esto es el mal. Y no requiere la colaboración de gente realmente mala. Sólo necesitas gente como Madre Teresa.

El obispo de El Salvador, circunstancialmente, fue quien redactó esta ley, y todo este movimiento para criminalizar el aborto fue iniciado por el papa Juan Pablo, tras un discurso suyo en México en 1999 reclamando que toda latinoamerica fuese libre-de-abortos. Esta es la visión de cómo el mundo debería ser si te adaptas estrechamente al dogma católico.

Lo cierto es que existen buenas razones para tratar bien al resto de la humanidad sin necesidad de creencias. Podemos ser sensibles al sufrimiento de otros seres humanos y darnos cuenta de que nuestra propia felicidad depende en gran manera de actuar siguiendo esa sensibilidad. El problema de la religión es que realmente da malos motivos a la gente para ser buenos, cuando en realidad existen buenos motivos. Es más valioso viajar a África para ayudar a la gente porque te concierne su sufrimiento que hacerlo porque piensas que el creador del universo quiere que lo hagas, que te recompensará por hacerlo, o que te castigará por no hacerlo.

Hay otros problemas con este matrimonio entre religión y moralidad. Esta idea de que nuestra bondad debe surgir de la fe sugiere que nosotros ateos deberíamos tener un comportamiento realmente malo. Tómese una organización como nuestra Academia Nacional de Ciencias, donde un 93% de sus miembros rechaza la idea de un Dios personal. Quizá deberíamos estar asesinando, robando y violando compulsivamente. No conozco a nadie que se haya tomado la molestia de hacer un estudio de nuestro comportamiento, pero me reconozco escéptico ante la idea de que nos encontremos en un recinto plagado de distinguidos criminales.

¿Cuáles son las probabilidades de que nuestros Premios Nobel en química y psicología abusen sexualmente de niños con la frecuencia con la que lo hacen los monjes católicos?

Así que lo que propongo es que cuando las asociaciones científicas y escépticas comiencen a poner bombas en las sedes de los editores periodísticos que han permitido que se publiquen caricaturas nuestras en sus ejemplares, comencemos a hablar de cómo el ateísmo erosiona el fundamento de la moralidad.

Tomando la sociedad en su totalidad, esta conexión entre religiosidad y buen comportamiento es también difícil de establecer. Considérense las sociedades más ateas, Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda, Canadá, Australia. Se verá que tienen los índices más bajos de crimen violento, mortalidad infantil, y la mejor igualdad entre géneros y una renta per capita alta. Con independencia de que te interese estudiar el comportamiento moral, estos son desde luego los mejores sitios para vivir. La misma distinción se aplica dentro de los Estados Unidos. En los estados rojos, llamados así por las convicciones religiosas de su población —N. del T. Rojo tiene en Estados Unidos el significado contrario al que tiene en Europa, los estados rojos son los de mayoría republicana—, tienen los índices más altos de crímenes violentos, de embarazos adolescentes, y de enfermedades venéreas. Los jovenes norteamericanos tienen 70 veces más probabilidades de tener gonorrea que sus equivalentes en la atea Francia. Irónico, dada la connotación que tiene el sexo en este país religioso. Permitamonos no sacar demasiadas conclusiones de este dato.

No es justo decir que altos niveles de religiosidad socaven la moralidad pública. Podría ser que una sociedad estresada cause que su gente sea más religiosa. Lo que sí debe decirse es que altos niveles de religiosidad nunca garantizan el buen comportamiento público de una sociedad. Viendo aquellos países en la Europa occidental con bajos niveles de crimen y más generosas donaciones al tercer mundo, considerando su y nuestra renta per capita, sí puede decirse que el ateísmo es compatible con los objetivos de una sociedad civil.

Lo extraño es que mientras los extremistas islámicos estrellan aviones en nuestros edificios, los ateos somos la minoría más despreciada en este país. El ateísmo es la única variable que en sí misma es un impedimento para ejercer un cargo político en los Estados Unidos. La major parte de los norteamericanos —estoy seguro de que conocían este dato— afirma que nunca votaría por un ateo incluso si se tratase del más cualificado miembro de su propio partido. Esto no pasa con los musulmanes, ni siquiera con los homosexuales. El ateísmo es lo único que rompe la baraja. Con certeza este vínculo imaginario entre religión y moralidad es el culpable de esta animosidad.

Regresemos brevemente a esta noción de verdad. Es importante apuntar que, incluso si la religión fuese una fuente fiable de moralidad, incluso si la religión hiciese buena a la gente y el ateísmo la hiciese mala, esto no sería un argumento a favor de la verdad tras cualquier doctrina religiosa. Podría funcionar la religión como placebo. La creencia religiosa podría ser útil, aunque vacía de cualquier contenido.

Es difícil de ver incluso para los ateos, pero es más fácil si cambias el sujeto de Dios a cualquier fenómeno ordinario. Supóngase que creo que mido metro noventa. Realmente no mido metro noventa, pero digamos que lo mantengo incluso cuando estoy en compañía de gente que realmente mide metro noventa y me ve las calvas. Imagínese que cuando alguien me pregunta por qué creo esto digo, «bien, simplemente soy feliz siendo así de alto, tengo más confianza en mí mismo, y medir metro noventa me ha hecho mejor persona». E insisto «muchos estudios han demostrado que los hombres que miden metro noventa o más son considerados más atractivos y consiguen mejores trabajos. ¿Insinúas que debería renunciar a las ventajas de medir metro noventa?»

Claramente algo no funciona en esas respuestas. Mi argumento es que alguien que cree en Dios no es libre de decirte que lo cree porque eso le hace mejor persona, porque eso le da sentido a su vida, o porque simplemente le gusta ir a la iglesia los domingos. No son respuestas adecuadas. Y sin embargo son las respuestas que intentan dar la verdad de cualquier doctrina religiosa.

En conclusión, sólo quiero decir lo que motiva el ruido que hago, y lo que últimamente me encuentro haciendo. Estoy preocupado por la situación en el mundo. Creo que podemos perder todo lo que tenemos, y no personalmente sino como civilización. Hablo de empezar a vivir en una sociedad que se mueve alrededor de los principios de una saludable vida humana. Puedes pensar que no lo hemos conseguido aquí, ni de lejos, pero mira cómo vive gran parte del mundo. Mira cómo es la vida en Iraq o Afghanistan. Mira cuánto planeta está consumido por la violencia, y cuánta de esta violencia ha nacido de que la comunidad humana ha sido separada por ortodoxias religiosas en competición.

Vivimos en un mundo donde millones de personas justifican las muertes violentas de sus hijos recurriendo a cuentos de hadas. Vivimos en un mundo donde millones de musulmanes piensan que nada es mejor que morir en defensa de su fe. Vivimos en un mundo donde millones de cristianos americanos esperan a que Jesús les rapte hacia el cielo para poder ver en primicia el genocidio que inaugurará el fin de la historia humana.

Me parece que la barbarie está a las puertas. No a las puertas. En muchos casos ha atravesado las puertas. Las vigilan desde dentro. La historia de nuestra civilización aún no ha sido escrita. No hay garantías de que no vayan a escribirla los maníacos religiosos del futuro. Está en nosotros cambiar las reglas del juego. Mi argumento básico es simple: Lo mejor de nosotros no necesita nada de lo peor de nosotros. Pero aún nos dicen todos que el engaño es sagrado, el engaño es todo lo que tenemos y lo que debe nutrir nuestra civilización.

No es cierto.

Muchas gracias.»





Actualización: Me informa el propio Harris de que sus libros van a ser editados en España por la editorial Paradigma. Si llegan a tiempo, serán un excelente regalo de Navidad. Sí, a muchos laicos nos siguen gustando los regalos de Navidad.

lmh

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