La media hostia

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Albert Camus daba otra explicación de la genialidad distinta a la que estamos acostumbrados a considerar. Para él, la genialidad no tiene que ver con la capacidad de tener y desarrollar una idea feliz. Al contrario, es genio todo aquel que conoce sus límites y jamás los abandona, «desarrollando en ese intervalo precario la facilidad de los grandes maestros.»

Todo impedido es, en ese sentido, un genio. A diferencia de quienes no sufren dificultad vital alguna, todo impedido está obligado a vivir todas las horas de todos los días en el límite de su capacidad.

En ese sentido, inspira tanta genialidad Muhammad Ali sufriendo por subir unos escalones para recibir un premio como la inspiraba bailando alrededor de Foreman. Si tienes mi edad, seguro que también te inspira tanta genialidad Michael J. Fox reclamando que se permita la investigación con células madre como te la inspiraba montando en monopatín.

Protestan conservadores y liberales, en muchas ocasiones con razón, por la pretendida superioridad moral con la que los progresistas encaran cualquier dialéctica con ellos. De lo que los progresistas no tienen la culpa es de que en tantas ocasiones conservadores y liberales se pongan voluntariamente en posición de inferioridad moral.



«O Michael J. Fox está actuando, u olvidó tomar la medicación.» —Rush Limbaugh

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