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Ciertamente, no me apetece demasiado escribir. Esta mañana era el turno de la revisión médica en mi nueva empresa y, por supuesto, había que acudir en ayunas para el correspondiente análisis de sangre. Lo que ha hecho especial esta ocasión: El análisis era a las once y media, y nunca antes había tenido que permanecer en ayunas hasta tan tarde —el desayuno es lo de menos, retrasar medicación que habitualmente se toma a las siete de la mañana sí es verdaderamente incómodo.
Así que, me siento como que no soy yo. Este es mi aspecto ahora mismo:
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