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El laico Occidente ha desarrollado una extraña alternativa a la beatificación, que desde hace ya tiempo practica con continuidad año tras año: Otorgar el Premio Nóbel de la Paz. Por supuesto, no debe preocuparnos a quién beatifica ni deja de beatificar la iglesia, simplemente porque nunca entenderemos los motivos por los que lo hace. Pero sí debe preocuparnos a nosotros, laicos occidentales, a quién se le da el Nóbel y a quién se le deja de dar, y por qué motivos.
«Durante las deliberaciones sobre el Segundo Concilio Vaticano, bajo la supervisión del papa Juan XXIII, la Madre Teresa estuvo al frente de la oposición a cualquier sugerencia de reforma. Lo que se necesitaba, mantenía ella, era más trabajo y más fe, no revisiones doctrinales. Su posición era ultra-reaccionaria y fundamentalista incluso en términos de la ortodoxia católica. Los creyentes se sienten obligados a rechazar el aborto, pero nadie les reclama afirmar que el aborto es «el mayor enemigo de la paz» tal y como Madre Teresa afirmó fantásticamente frente a una estupefacida audiencia durante la recepción del Nóbel de la Paz. Los creyentes se sienten también obligados a rechazar el divorcio, pero tampoco nadie les reclama en insistir que el divorcio y los segundos matrimonios sean prohibidos por una nueva constitución, tal y como Madre Teresa reclamó durante un referendo en Irlanda —que su parte perdió por escaso margen—. Sin embargo, más tarde, ese mismo año, afirmó estar complacida por el divorcio de su amiga la Princesa Diana, porque su matrimonio había sido obviamente uno muy triste.
Lo que nos devuelve a la corrupción de la iglesia a la manera medieval, cuando se vendían indulgencias a los ricos mientras se les reclamaba continencia a los pobres bajo la amenaza del fuego eterno. Madre Teresa no era una amiga de los pobres. Era una amiga de la pobreza. Para ella el sufrimiento era un regalo de Dios. Madre Teresa pasó su vida entera oponiéndose a una de las pocas curas de la pobreza conocidas: Liberar y emancipar a las mujeres de su única utilidad en aquellos países como reproductoras compulsivas. Y era amiga de los peores de entre los ricos, tomando dinero de origen inapropiado de la familia Duvalier de Haiti —a cambio de lo cual no dudó en hablar bien del papel de la familia en ese país—, o de Charles Keating, del Lincoln Savings and Loan. ¿Dónde han acabado esas donaciones? Su hospicio en calcuta perdió todos los recursos cuando ella murió —incluso antes, ella prefería las clínicas californianas— y su orden siempre ha rechazado realizar auditorías. Nos queda su presunción de haber abierto más de 500 conventos en más de cien países, todos con su nombre y el de su orden. Con mis disculpas, ¿es esto modestia y humildad?»
The fanatic, fraudulent Mother Teresa. - By Christopher Hitchens - Slate Magazine
La Madre Teresa, con poca oposición uno de los personajes más hipócritas del pasado siglo, recibió nuestro Nóbel de la Paz en 1979. Fue también beatificada a mediados de 2003. Se le reconoció el milagro de haber curado a una campesina india de un tumor en el estómago. «Al entrar en la capilla, vi una fotografía de la Madre Teresa y sentí como si una luz saliera de la fotografía hacia mí y me quedé paralizada. Luego las hermanas rezaron por mí y me quedé dormida. Cuando me desperté a la una de la madrugada vi que el tumor había desaparecido». Sí, seguro que sí.
lmhHumanismo
Menudos cojones que tienes. A ti te quería ver en la india cuidando de pobres moribundos. Sí, seguramente la Madre Teresa se hizo un colchón con billetes de mil dólares y disfrutaba contandolos todas las noches.
Hay que joderse, para lo que usan algunos la libertad de expresion, para difamar a los muertos.
Teresa no era amiga de los pobres, era amiga de la pobreza. Era una maestra del marketing. En efecto, a *ella* la querría ver yo en la India cuidando de pobres moribundos y no haciendo caja.
Los planteamientos de Teresa de Calcuta avergonzarían al mismísimo Rouco Varela. Cualquier intento de parecido entre Teresa de Calcuta y un auténtico humanista como Vicente Ferrer ofende.
Lo curioso es que predicaba a los pobres que se conformaran con su situación mientras ella se atendía en las mejores clínicas de Estados Unidos.
El catolicismo en su máxima expresión.