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En un reciente artículo para Wall Street Journal, el analista sobre terrorismo Evan Kohlmann afirmaba que la reciente retórica anti musulmana en América supone malas noticias para los esfuerzos contra el terrorismo. «Le estamos cediendo a la propaganda de al Qaeda un golpe maestro».En muchos sentidos, el hombre que podría desactivar ese golpe maestro es el imán Feisal Abdul Rauf, el líder religioso detrás del Centro Islámico cuya construcción está planeada muy cerca de la Zona Cero. El imán ha puesto sorprendentemente punto en boca sobre el asunto mientras viaja por el oriente medio. ¿Qué mensaje de fe puede ofrecer tanto a musulmanes como a no musulmanes que pueda convertir este momento de división en uno de curación?
Como muchos ya han señalado, la controversia sobre la mezquita en la Zona Cero es en realidad falsa. Es legal construirla, y debe seguir siendo legal. Eso no quiere decir, sin embargo, que aquel que se sienta incómodo construyendo una mezquita justo en ese lugar esté siendo intolerante. El auténtico escándalo aquí es que los moderados musulmanes demuestran una abismal falta de franqueza sobre la naturaleza de su fe, y son demasiado lentos en desautorizar sus genuinas —y cada vez mayores— patologías, llevándonos a nosotros, gente perfectamente razonable y tolerante, a preguntarnos si la moderación musulmana incluso existe.
A pesar de sus pasadas equivocaciones en el tema, el imán Feisal Abdul Raud podría despejar los miedos en un solo párrafo.
«Como a cualquier persona decente, me horrorizan muchas cosas que se hacen en nombre del Islam, y considero un deber de cualquier musulmán moderado reconocer que muchas de las doctrinas expuestas en el Corán y en los hadith son lastres únicos en este momento de la historia. Nuestras ideas tradicionales sobre el martirio, la jihad, la blasfemia, la apostasía o la condición de la mujer deben ser abandonadas, por demostrarse desastrosas en este nuevo siglo. Muchos de los críticos del Islam tienen sospechas muy justificadas sobre el estado de nuestro discurso en gran parte del mundo musulman. Ya sean teorías de la conspiración, tendencias genocidas hacia los judíos, o esas abyectas y triunfalistas fantasías sobre la conquista del mundo para la gloria de Alá. Las escrituras de judíos y cristianos también contienen terribles pasajes, pero hace ya siglos que han abandonado el canal principal de su fe. He aqui que no vemos por ninguna parte un gran número de judíos o cristianos pidiendo el asesinato de un apóstata. Esto no ocurre en el Islam y no hay forma honesta de negar esta disparidad tan abrumadora. Somos miembros de una comunidad de fe que parece más preocupada por inofensivas caricaturas que por las atrocidades diarias que se cometen en nuestro nombre. En realidad nadie se perjudica más por esta estupidez y este barbarismo que nuestros hermanos musulmanes. El Islam debe crecer, y los moderados como nosotros tenemos que ser los primeros en defender el derecho de novelistas, caricaturistas e intelectuales públicos a criticar todas las fes religiosas, incluyendo la nuestra.»
Son el tipo de sentimientos que deberían estar escritos en el papel tornasol de la moderación musulmana. Dame un imán que hable así, y que junte seguidores que piensen así, y me ofrezco voluntario a cortar la cinta durante la inauguración de la mezquita en el bajo Manhattan.
Visto en el On Faith de Washington Post.
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