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A raíz de ver la engañosamente inocente Atrápame si puedes, ya tuve ocasión de afirmar en una tertulia de amigos algo como que "en un mundo de directores advenedizos y pretenciosos, siempre nos quedará Spielberg". No es que me interese especialmente el último Spielberg. No es tampoco que me interese demasiado el inmediatamente anterior. Pero quien es responsable de al menos dos de las mejores películas de la década en la que comienza a hacer cine —en su caso Tiburón y Encuentros en la tercera fase— merece sin tapujo alguno el calificativo de superdotado.
Más sobre el primer, el último y el penúltimo Steven Spielberg en este artículo de Santiago Navajas.
Sobre Tiburón, estaba pensando sobre en cuántas de mis películas favoritas de todos los tiempos sale Richard Dreyfuss. Se me ocurren al menos tres.
Actualización: Haro Tecglen también escribe sobre la película. Es la visión de alguien más viejo y en las antípodas ideológicas de Santiago.
(Vía Cine y Política)
Sólo una cosa: cuándo se dará cuenta Spielberg de que para hacer una buena película no hacen falta niños???
qué mania, leñe!
Se cita a Hitchcock, puede que de forma apócrifa, para decir que "no se puede hacer una buena película con niños, con perros, ni con Charles Laughton".
Billy Wilder hizo alguna que otra, por cierto.