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Dice esta mañana el letrero luminoso situado sobre la M-30: «Retenciones hasta Costa Rica».
Forzando la imaginación el texto me sugiere que bajo la égira de Alberto Ruiz y parafraseando a Millán Salcedo, los atascos no terminan donde empieza el mar, hay barcas para seguir.
Eso os pasa por querer ir a trabajar a las ocho, o las siete. Si los que se levantan a las cuatro de la mañana no tienen problemas de atascos. A quien madruga, Dios le apoya, dicen.