Haz clic en la imagen para verla a su tamaño original.
Es el Atlético de Madrid un caso digno de estudio de afición íntimamente satisfecha con su equipo, y de equipo íntimamente satisfecho con su afición, sin haber en realidad motivos tangibles para lo uno ni para lo otro.
Durante toda la semana anterior, los ideólogos del atletismo —porque sí, les aseguro que el atletismo tiene ideólogos— habían venido defendiendo la conveniencia de bajar los brazos y permitir una victoria barcelonista en el partido que debía enfrentar ayer a Barcelona y Atlético, de cara a dificultar una eventual victoria del Real Madrid en el campeonato. Ignorando, claro está, que en una competición del nivel de la liga española de fútbol, bajar los brazos frente a un equipo enchufado a la competición equivale a dejarse meter un meneo de dimensiones históricas. Fue el Barcelona y fueron seis goles, pero si el rival del Real Madrid en el campeonato hubiese sido el Villareal, que a nadie le quepa duda de que el Villareal habría dejado el Calderón con al menos cuatro goles a favor en su marcador.
Ver después a esa afición gritar «mercenarios» a sus jugadores y a Torres —no es el crack que ellos piensan que es pero al menos siempre da la cara— reconocer no saber qué ha pasado supone un par de escenas dignas de escarnio. Si finalmente el Real Madrid gana la liga y al Atlético le toca disputar la Intertoto, el escarnio alcanzará la cumbre.
lmhReal Madrid
0 comentarios:
Publicar un comentario