La media hostia

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Dos monstruos negros —tautología—. Herbie Hancock le enseña a Quincy Jones lo que puede hacerse con un Fairlight CMI.



Y es que hubo un tiempo en el que hacer música con tecnología se parecía bastante a formar parte de la Iniciativa DHARMA.

El Fairlight CMI era una estación de trabajo monstruosamente cara. Sólo el NED Synclavier comparte su condición de Rolls Royce de la síntesis. Apenas diez años después, AKAI, un fabricante japonés de electrodomésticos, era capaz de vender samplers que podían barrer a un Fairlight del mapa por una mínima fracción del precio del original.

Para aprender a separar cuándo se debe admirar al músico y cuándo a la tecnología que utiliza, procede una anécdota. Durante uno de los primeros conciertos de la iniciativa USA for Africa, la disquetera del Synclavier de Stevie Wonder tomó unilateralmente la decisión de pasar a mejor vida. Los organizadores del concierto se vieron en el trance de tener que buscar rápidamente a alguien que pudiera sustituir a Wonder preferiblemente tocando sólo una guitarra —«¿Hay algún cantautor entre el público?»— y tuvieron la fortuna de encontrar por las primeras filas a Tracy Chapman, hasta ese día una desconocida y a partir de entonces superventas.

lmhMúsica

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