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El pasado 6 de marzo, clusters de ordenadores de tres instituciones —el EPFL, la Universidad de Bonn y NTT en Japón— alcanzaron el fin de once meses de cálculo sin descanso, exprimiendo los factores primos de un conocido número difícil de factorizar de nada menos que 307 dígitos.
«Se trata del número especial difícil de factorizar más grande factorizado hasta ahora» explica el profesor de criptología del EFPL Arjen Lenstra —el número es especial porque pertenece a una forma matemática especial, está cercano a una potencia de dos—. Las noticias sobre este hecho han acaparado la atención de los expertos en seguridad de la información, ya que podrían concluir en cambios en las técnicas de cifrado.
Aunque es relativamente sencillo identificar números primos grandes, factorizar el producto de dos de ellos, es decir, descomponerlo en sus factores primos, es extremadamente difícil. En particular, el cifrado RSA —nombre procedente de las tres personas que idearon la técnica, Rivest, Shamir y Adleman— toma ventaja de esto. Utilizando RSA, la información es cifrada utilizando un número compuesto grande —N. del T.: La clave pública—, usualmente de 1024 bits de tamaño, creado multiplicando dos números primos de sobre 150 dígitos. Solo quien conoce esos dos números primos, la clave privada, puede leer el mensaje. Son tantos los números primos que resulta obvio obtener claves únicas. La información cifrada de esta forma es segura porque nadie ha sido capaz de factorizar ese tipo de números. Al menos hasta ahora.
El record más reciente era RSA200, un número no especial de 200 dígitos cuyos factores primos fueron identificados en 2005 tras 18 meses de cálculo que precisaron en total sobre medio siglo de tiempo de CPU.
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¿Está escrito el final del cifrado RSA a 1024-bit? «La respuesta a esa pregunta es un sí no calificado» dice Lenstra. De momento el estándar es aún seguro, dado que es mucho más difícil factorizar un número compuesto por dos primos grandes tal y como resulta ser una clave RSA, que lo que resulta factorizar un número como éste que tiene una forma matemática especial. Pero el reloj está en marcha. «La última vez nos llevó nueve años generalizar el proceso desde un número especial a un número no especial difícil de factorizar de 155 dígitos. No haré predicciones, pero sí recomendaría estar atento».
Traducido de A mighty number falls,
lmhSeguridad
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