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Recuerdo perfectamente el primer artículo que escribí para éste mi blog personal. En aquel, hacía expresa mi sospecha de que, por aquellos días, el único sentido que tenía un blog era hablar de Iraq. Y sentenciaba, esperando complicidad: «Si esto no te parece adecuado, si eres de los que piensan que la razón de ser de todo blog que se precie es hablar de Iraq, ten calma. Siempre puedo ponerme chulo contigo y amenazar con decapitar una gamba.»
En realidad ya entonces sabía que Iraq era lo de menos, que en mi país lo que auténticamente importaba e importa es dejar clara tu pertenencia a una de las únicas dos líneas oficiales de pensamiento que existen: La conservadora, vergonzosamente alimentada por un liberalismo español que ha olvidado que existieron los ilustrados antes que Adam Smith, y la progresista, autocomplacida y enemiga de la filosofía y del riesgo ideológico.
De ahí la inmensa pereza que me provoca pensar en comentar los acontecimientos políticos y el patético hecho de que siempre acabe escribiendo sobre asuntos mucho menos trascendentes.
Como suele suceder, hay quien lo cuenta mejor que yo, en este caso Luis Rull. Cita a David de Ugarte y a sus motivos para el exilio. Exilio sólo intelectual, espero, porque en realidad no hay ningún lugar mejor donde ir, y el exilio planetario es aún ciencia ficción.
Mientras, si alguien se anima a hacer explícita su pertenencia a una nueva línea de pensamiento, auténticamente ilustrada y auténticamente progresista, aquí me tiene.
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