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La refundación de El País, según Berlin Smith.
«Tanta globalidad, cambio, renovación, colorín y modernidad digital se resumen en: hemos puesto acento a país en azulito. Pringamos unas tirillas de ese mismo azulito por las páginas interiores. Algunos titulitos van con un sepia clarito monísimo. Forges en colores. Opinión va más lejos y se le quita gravedad (pero no porque no sea larga, profusa y sesuda - esto se agradece - sino porque la maquetación es más limpia). Los colaboradores vienen con foto - resulta un Vargas Llosa un tanto peculiar en el resultado.
Mucho anuncio en Shangai para que los post-adolescentes se lo piensen antes de comprar Público y lo que tenemos es un buen lavado de cara. Me da que la claridad de la nueva maqueta nos va a gustar a los de cuarenta años y que debieran haberse hechos modernos de verdad: echarle narices y que el rediseño se hubiera hecho en un crowdsourcing brutal. En internet no cambia nada, salvo que lo que pagaba ahora va a ser gratis y nadie me dice qué voy a obtener realmente por mi dinero: ¿me van a cobrar lo mismo que antes por ver el periódico en pdf que por acceder a las noticias que, por otro lado, ya estaban dando gratis en "versión texto accesible" que quería decir que no está bonito y no lleva fotos? El mundo está lleno de agoreros, entre otros servidor de ustedes, pero creo que la revolución del internet moderno siguen sin pillarla los sesentones que firman los cheques del diario otrora independiente.»
Dudo mucho que el anuncio televisivo esté orientado a la audiencia adolescente. Mejor escrito: Dudo mucho que, en general, la campaña de refundación del diario esté dirigida al poder adquisitivo del adolescente. Preocuparse por el lanzamiento de Público no honraría la inteligencia de los responsables de El País: A la derecha de Público y a la izquierda del PP hay sitio de sobra.
—El anuncio es meritorio. No tanto por las imágenes, en las que no se aporta gran cosa a la propia espectacularidad de la ciudad de Shangai, sino por el texto, realmente cautivador. Sorprende que en el propio diario no se cite la autoría y se refiera únicamente a «una poesía callejera que recita un joven» —¿quizás un rap?—. «La calle, las casas, las caras, la gente, los sueños pendientes, la lluvia, los fuertes, la guerra, las balas, los punks, los modernos, lo enfermo, lo que parece caduco pero es eterno, las fobias, las novias, las nuevas memorias, las partes perdidas de la historia, la gloria, China, internet, marihuana, Tijuana, las curas, el sueño, los sin techo, los dueños, ventajas, cuellos con joyas, alhajas, cielos, miradas con rabia, Arabia, secretos, famosos, poetas, austeros, políticos, versos, literatura, sinceros, un niño que nace, el sol, la agonía, lo escrito, el futuro, la noche, la vida, las vidas.» —Gracias, al Libro de Notas por la cita.—
¿La tilde? Sí, gracias.
lmhPrensa, lmhVideoclip
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