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humanismo madrid
Las marquesinas para los autobuses de Madrid, cuya publicidad es gestionada por la empresa PubliSistemas, no exhibirán los carteles de la película Diario de una Ninfómana, dirigida por Christian Molina. ¿Censura? Siempre he defendido el derecho a que un medio de comunicación privado decida qué contenidos presenta y qué contenidos deja de presentar, y por los motivos que tenga a bien considerar. Nunca le he llamado a esto «censura». Probablemente, sin embargo, las citadas marquesinas sean a este efecto un «medio de comunicación público».
Me permito exhibir el cartel en cuestión en mi blog para que mis lectores tengan la perspectiva de hasta qué punto ésta es una discusión del siglo pasado.
Las marquesinas hasta el momento no han hecho declaraciones.
Leí el libro.
No refleja nada las sensaciones y la mentalidad de una ninfómana.
Espero que con la peli lo hayan sabido captar mejor.
Abrazos.
Ojo al dato: el mismo día en que saltaba la polémica, el cartel de la película, sin censuras, se podía ver al menos en la estación de Metro de Avenida de América. Este miércoles, el cartel había cambiado por uno distinto: a la altura de las bragas, se simulaba que se había roto el papel para imprimir encima algo así como "¿Quieres ver el cartel completo? Entra en www...". Nadie prepara una creatividad nueva y la imprime en menos de 24 horas. Esto huele a campaña organizada y medida a la perfección, y mal que me pese, me parece que se la han colado doblada a Cemusa y a la Comunidad de Madrid.
Por una vez que a la comunidad se la metan doblada, no pasa absolutamente nada. Si Madrid fuese siete días a la semana lo que Gallardón y Aguirre quieren que sea, vivir en esta ciudad sería insoportable.