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Jean Tully de Molinaire
«Ismael a menudo se pregunta qué demonios tuvo de útil expulsar a un rey francés para traer a "un tarugo Borbón". Ello me ofrece la oportunidad de puntualizar sobre los verdaderos motivos de la Declaración de Independencia de 1808.
El célebre 2 de Mayo de ese año Andrés torrejón y Simón Hernández, en una arriesgada maniobra de cooperación entre clases que se anticipó un siglo al fascismo, decidieron declarar la guerra a Francia. Esto se debió a dos motivos, uno político de raíz separatista y revolucionario y otro estético.
Por un lado, se trataba de alejar de España todo cuanto de ilustrado y avanzado traía el soberano del país vecino, en un claro intento por desestabilizar a la nación que tantos años llevaba sojuzgando la soberanía mostoleña -la declaración de Villa por parte de Felipe II siempre se tomó aquí como una auténtica provocación imperialista-. Es decir, era un intento de sumir a España en un conflicto bélico para, aprovechando la confusión y colapso del sistema, alzarse en revolución y declarar un Móstoles independiente de España, siguiendo un sistema de autogestión socialista que 63 años más tarde calcaría la Comuna de París. De ahí lo de "Guerra de la Independencia".
No se trataba, por tanto, de independizarse de Francia, aquí los franceses solamente venían a tirarle migas de pan a los patos del estanque de El Soto y a beber vino de pitarra (las técnicas vinícolas locales eran exactamente las mismas que cuando Móstoles formaba parte del Reino de Taifa de Badajoz).
Existió otro motivo, en el que los factores socio-políticos se mezclan con elementos casi sobrenaturales de delirio estético. Simón Hernández sentía auténtica debilidad por el color rojo. Tanto es así que decidió hacerse una boina que, a diferencia del negro color local, fuera del color de la sangre. Al principio eso solamente le acarreó convertirse en objeto de toda clase de burlas y chanzas, pero, al poco tiempo, se convirtió en una auténtica moda.
Simón Hernández era un hombre de natural soñador y una enorme sensibilidad que le otorgaban cierta fragilidad psíquica. A menudo esta debilidad le hacía caer en un estado de trance. Se cuenta que la primera noche que se reunió de forma clandestina con Andrés Torrejón en el mesón Gregorio, Simón tuvo una visión. En ella, el tarugo Borbón era una criatura endogámica y estólida incapaz de engendrar varones. De esta incapacidad surgirían nuevos conflictos de sucesión que volverían a sumir a la opresora España en la oscuridad. Poco antes de despertar del trance, si hacemos caso a lo que Andrés Torrejón dejó por escrito en una de sus cartas, Simón no dejó de exclamar "boinas rojas contra el Borbón, boinas rojas contra el Borbón".
Sí, amigo Ismael, el infame alcalde de los nobles Andrés Torrejón junto con el revolucionario Simón Hernández fueron los delineantes de eso que ahora llamamos Carlismo.»
Ese infame trocito de la historia de España que sólo los de Móstoles conocemos hasta sus últimas consecuencias...
Stomping At The House Of Flesh: Historia secreta de Móstoles II
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