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El argumento de la Iglesia sostiene que la vida comienza en el momento de la concepción. Incluso contradiciendo a la propia Biblia, en la que continuamente se habla de que Dios insufla la vida en sus protagonistas, sugiriéndose así que la vida comienza en el momento en el que el ser naciente respira.
No obstante, una y otra idea son extremadamente cortas de miras.
Suponiendo que no tengas creencia alguna en otra vida posterior a tu muerte, tenderás a pensar que ésta es el final de todo. Mira sin embargo a tu alrededor, y verás que la vida es un fenómeno continuo. La muerte en realidad no existe. Sólo existe el final de tu consciencia, si es que ésta es realmente algo cuyo valor tal y como piensas debería sobrevivirte. En ese sentido, el esperma es vida, así como lo son los óvulos. El argumento de la Iglesia es a partir de ese momento absurdo. Es posible replicar que dado que dos células vivas o gametos se reúnen para formar una sóla, el cigoto, en realidad durante la concepción no se inicia una vida, sino que otra finaliza. Dos por una.
La vida no comienza en la concepción. La vida comenzó una sola vez, y fue hace miles de millones de años, en un planeta con unas condiciones extremadamente amables para alojarla. Aún entonces, el surgimiento de la vida fue la consecuencia de una serie de reacciones químicas, que ensamblaron una serie de moléculas muertas en células capaces de autorreplicarse. Pero ni en este punto es posible distinguir el momento en el que la muerte se transformó en vida.
No presumimos de que el aborto sea una cuestión sencilla, fácil de despachar. Sabemos que es la sociedad en pleno la que ha de tomar una decisión final, y que ésta debe resultarnos hasta donde sea posible aceptable para todos. Y sabemos que para llegar a tal decisión son necesarios debates éticos. Y nos encantan los debates éticos. Sólo señalamos a quienes no queremos como interlocutores de dichos debates, porque sabemos que sus argumentos no son racionales.
Dedicado a Mauricio José Schwarz, editor de El retorno de los charlatanes y mosca cojonera de mi Twitter por excelencia.
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¡Bien dicho!
Hemos coincidido casi telepáticamente.
http://elcentinel.blogspot.com/2009/03/vueltas-con-el-aborto.html
Saludos