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Javier G. Pereda
Un científico dedicado a cierto tipo de investigaciones que se llevan a cabo en el Pentágono, ha ideado un método que podría servir para proteger a los pacientes que tengan que sufrir operaciones, para alargar la vida de los órganos transplantados... o, en el futuro, quizá incluso para criogenizarnos. ¿En qué consiste? En cortar el oxígeno y bajar nuestra temperatura. ¿Pero esas cosas no mataban? Descúbrelo tras el frío salto.
El nombre del científico: Mark Roth. Profesión: bioquímico en el Fred Hutchinson Cancer Center. Ha estado trabajando en investigaciones sobre la animación suspendida, y en 2005 consiguió reanimar ratas que habían tenido grandes pérdidas de sangre —más de la mitad—, utilizando sulfuro de hidrógeno para frenar el consumo de oxígeno.
Desde entonces ha hecho grandes progresos. Basándose en la hibernación de algunos animales, afirma que la clave está en saber cómo manejar simultáneamente el enfriamiento del cuerpo y frenar su consumo de oxígeno. La correcta relación entre estas dos características podría ser la solución.
En un estudio utilizando levadura de cerveza y embriones de gusanos nematodos —puedes ver uno en el vídeo—, Roth y su equipo consiguió reanimar al 66% de la levadura y al 97% de los gusanos. Todos los que se reanimaron siguieron perfectamente su ciclo de vida posterior. ¿El siguiente paso? Probarlo con cerdos.
Por supuesto, si el Pentágono está interesado es por algo: se podría utilizar para alargar la vida de los soldados heridos que hayan perdido sangre masivamente, hasta que llegara el equipo médico adecuado. También podría utilizarse en la hipotermia terapéutica, utilizada a veces en algunas operaciones como alternativa a las máquinas utilizadas para reanimar el corazón y pulmones.
Esperemos no acabar creando zombies.
Visto en Gizmodo ES.
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