La media hostia

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Firma Marinetti en 1909 el manifiesto fundacional del Futurismo, un movimiento artístico inicialmente autóctono de la Italia de la época, pero que vía París termina influyendo en todas y cada una de las nuevas tendencias artísticas de la época. En la pintura, principalmente polemiza con el cubismo, pero directa o indirectamente todos los expresionismos posteriores en todas las artes quedan marcados por su influencia.

La esencia primera del futurismo consiste esencialmente en rebelarse contra la atmósfera religiosa que había venido controlando la mayor parte del arte producido en Italia y en toda Europa. Consideran los futuristas fundadamente que la religión forma parte de la psicología del pasado, y que la cultura no puede seguir avanzando sin prescindir de ella.

No era seguramente necesaria una revolución donde el romanticismo ya trataba en gran parte de esto. Pero compárese esta intención con un aquí y ahora donde media España reclama mantener la influencia de la religión en todos los ámbitos de la sociedad incluyendo, lo que es especialmente grave, la educación de los niños.

Aquí nos interesan especialmente las ideas musicales de Luigi Russolo. Inventa Russolo el arte de los ruidos —L'Arte dei rumori, tíulo de su primer manifiesto. Transforma la incorporación del ruido como parte del lenguaje musical en un paso irrefutablemente lógico. Se anticipa así a los experimentos en electroacústica de pioneros posteriores como Schaeffer o Stockhausen.



Russolo categoriza los ruidos en seis grupos y desarolla unas máquinas llamadas entonadores para cada uno de ellos. Con estas máquinas, una manivela decide la elevación de la nota en pasos de tono, semitono y fracción de tono y el giro de un pedal emite la nota. Ningun entonador sobrevive a la segunda guerra mundial. El primer concierto futurista tiene lugar por parte de Marinetti y Russolo en 1914, actuación que finaliza con una violenta pelea entre los músicos y su audiencia. La gloria del rupturista.

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