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Cualquier industria se enfrenta a la mercancialización —diría mi jefe francés «comoditización», otro feo anglicismo— de sus productos. Se puede dar una definición ortodoxa del fenómeno, pero hay una entendible por cualquiera que no sea empresario: Tan pronto como los chinos puedan fabricar tus mismos productos y venderlos a mitad de precio, sólo te quedan dos opciones, fabricar nuevos productos que los chinos no sean capaces de fabricar, o cambiar de negocio.
En el caso de la música popular, no ha sido necesario que los chinos empiecen a hacerla —lo cual, dado el nivel actual de la música pop occidental, seguro que no habría tenido nada de malo. En su lugar, el libre intercambio de música por Internet ha cambiado por completo los parámetros del negocio. Se consume la música en función de su precio, y el precio de toda la música tiende a cero.
Comentaba ayer Ramón Trecet algo parecido a que «uno de la industria discográfica es uno que puede pasar horas explicándote lo mal que está todo, para luego darse la vuelta y seguir haciendo lo mismo que lleva haciendo toda la vida» y sentenciaba «los tiempos de crisis no son tiempos de mudanza». Redundando, habla Nacho Escolar de la crisis en la radiofórmula española. Los jóvenes ya no escuchan Los 40 Principales, escuchan emepetreses. Muerto Joaquín Luqui, se acabó la rabia. Para mí, la MTV ya sólo tiene el interés de que en un momento dado salgan unos de Las Vegas con cara y atuendo de londinenses y que mi hermano Carlos vaya y salga de la habitación y me cuente que los conoce personalmente. En cambio, con una buena conexión a Internet, y empiezan a ser lo suficientemente buenas todas ellas, tengo acceso a Drone Zone en cualquier momento del día. Sin esa buena conexión a Internet, sólo me quedarían dos horas dedicadas a la psicoacústica la noche de los domingos en Radio Clásica gracias al bueno de José Iges e... Iker Jiménez. Y eso que ni Radio Clásica ni monsieur Jiménez son radiofórmula.
Lo que más nos apena a quienes vemos el fenómeno desde fuera es que la respuesta de la industria está siendo ofrecer cada vez más novedades de cada vez menos calidad. Todas guapísimas, eso sí. Será que la belleza no te la puedes bajar con la mula.
Ahora el grupo más escuchado es C:\MUSICA. Ha cambiado mucho el cuento desde que los heavies melenudos del barrio me pasaban en cinta las obras completas de Jean Michel Jarre, Deep Purple y Steve Vai.
Por cierto que hace años que no escucho al Trecet, ¿de qué rollo va ahora?