La media hostia

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Cuando hace ya más de diez años, Guti jugaba sus primeros partidos con el primer equipo del Real Madrid, lo normal era compararle con Fernando Redondo. Se trataba de una mera confusión capilar. A quien se parecía Guti era a Michael Laudrup.

Quien viera ayer el partido que el Real Madrid venció al Sevilla C.F. tuvo la fortuna de asistir a la más devastadora demostración de un centrocampista ejerciendo de centrocampista que recuerdan los tiempos recientes. El taconazo lateral en profundidad a Zidane para el tercer gol madridista no es del repertorio de Ronaldinho, es del repertorio de Maradona. Una estadística recogida por Canal Plus hablaba de sólo tres pases fallados de casi setenta pases intentados, la mayor parte de ellos en largo hacia un compañero en carrera. Que Zidane, el mejor futbolista de los últimos veinte años, marque tres goles en un partido por primera vez en su carrera y quede relegado a un papel secundario quiere decir algo. Quiere decir mucho.



Guti no es titular indiscutible en la selección española. Tampoco lo ha sido nunca en el Real Madrid —algo que, por supuesto, está al alcance de aún menos futbolistas. En el caso del equipo nacional la culpa parece tenerla esa costumbre que sobrevive al cambio de seleccionador que hace que determinados puestos estén cubiertos por decreto. Que esa mala copia de Simeone —a su vez mala copia de sí mismo— que es Albelda tenga la capitanía a su alcance sólo puede explicarse futbolísticamente mediante aquello del equilibrio, esa entelequia inventada por quienes temen tener el balón.

Un consejo al otro bando: Están a tiempo, no gutifiquen a Iniesta o me veré obligado a escribir sobre él dentro de ocho años.

lmhReal Madrid

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