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«Mi tío Ramón se declaró republicano sincero, pero se unió a los nacionales por «no ser capaz, como solía decir, de incendiar una iglesia, violar una monja o matar un cura». Claudio Sánchez-Albornoz, el historiador que fue presidente de la República en el exilio, era una persona de hondos instintos conservadores, mientras que algunos revolucionarios radicales lucharon a favor de los nacionales. Muchos liberales optaron por el bando nacional, porque en España la tradición liberal predominante siempre ha sido de tendencia centralista. Algunos izquierdistas eran tan centralistas como los del lado opuesto. No hay que olvidar que Negrín proclamaba: «¡En España, la única nación es la española!».»
Felipe Fernández-Armesto, visto en ARTE EN LA RED.
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