La media hostia

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Dado que esta noche hay gala, y la situación mañana podría ya ser radicalmente distinta, el momento y el lugar para tratar el tema son ahora y aquí.

Ha sido una especie de tradición, aunque no esté lo suficientemente reflejada en este blog, aprovechar el inicio de cada temporada para dar mi previsión de los ganadores. Y son ya dos años seguidos los que llevo acertando el ganador —Sergio y Lorena— aunque no exactamente los finalistas —sí o hice con Víctor y Soraya—. Este año admito haber seguido el concurso con un extra de desgana y, llegada ya la final, no es momento de ponerme e apostar por el ganador de este año —sería estadísticamente demasiado fácil jugármela al veinticinco por ciento— pero sí me atreveré a reflexionar sobre los finalistas.



Chipper

De lejos, el mejor vocalista de esta temporada, incluyendo chicos y chicas. Parecería desde luego haber nacido para figurar en The Temptations —emocionantes sus versiones de My Girl y Get Ready—. Hay sin embargo un pequeño inconveniente, y es que Operación Triunfo no trata sobre encontrar buenos vocalistas, los cuales los hay a patadas, sino de —al menos desde Bisbal, lo cual equivale a decir que desde el inicio del concurso— encontrar proyectos de estrella. Y Chipper no tiene el carisma suficiente para rendir en este sentido. Será no obstante una estrella del teatro musical, si es que no lo era ya antes de entrar en el concurso.

Pablo

Nunca me lo habría tomado en serio. Y sin embargo, haber sido el único capaz de acompañar sus actuaciones tocando el piano le ha hecho ganar muchos puntos. Sin una gran voz, y sin un físico espectacular, es sin embargo posiblemente el más inteligente de los concursantes este año y, dado que siempre quiero pensar que algo así ha de tener importancia, me permito elegirlo como mi favorito en esta final.

Manu

El favorito de las niñas, motivo por el que figura en esta final. Ningún otro motivo es lo suficientemente convincente. Inmaduro personalmente y, lo que es peor, artísticamente —Sergio Rivero, otro niño, era capaz sin embargo de versionar a Stevie Wonder con toda la emoción que requiere el dios en la tierra de la música negra de todos los tiempos—, es el elemento más débil de la final y el que se enfrenta de cabeza a su eliminación esta noche.

Virginia

La madre del cordero este año. Posiblemente desde Rosa ningún otro concursante ha despertado tantas suspicacias aparte de lo musical. Nunca desde luego se le ha visto a Risto tomar partido tan descaradamente por un participante. Pero es que Risto es de todos los miembros del jurado el que más estrictamente y a fondo respeta el auténtico espíritu del concurso; encontrar estrellas y no sólo intérpretes. Y para Risto, Virginia es —además o independientemente de una máquina de desafinar— una estrella. Cuestiones como si existe algo llamado interés sexual en Virginia, o si La Oreja de Van Gogh han cometido el mayor error de la historia del marketing musical no esperando a que la niña salga de la academia para elegir nueva vocalista, han de quedar de momento aparcadas. El interés ahora es saber si las suspicacias van a poder con lo estrictamente musical, a saber; si Virginia va a poder con Chipper y Pablo. La respuesta, pronto.

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