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A Javi, el sábado, en su cumpleaños, le hicieron uno de los regalos más simpáticos que yo recuerde: Un mandil con el rostro de Mussolini. Y es que, ¿qué placer comparable a mancharle la cara de aceite a un fascista mientras fríes unas patatas?
Javi me confesó que su padre es un lector habitual de mi blog, lo cual es el honor más grande que he recibido en mucho tiempo —¡un abrazo, patriarca de los Molinero!—. Esto compensa de sobra que a otros sólo les sirvas para insultarte.
personal humor
Jajajaja, qué velada más magnífica y qué placer contar con amigos como vosotros. Alicia y yo no podemos sentirnos más orgullosos. Muchas gracias a vosotros dos por venir a nuestra casa, que es la vuestra.