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Un tanto de forma tardía, Richard Dawkins ha facilitado su respuesta al desafío anual que Edge.org plantea a los principales pensadores del planeta. La pregunta hecha este año a científicos, filósofos, artistas y periodistas era «¿Qué va a cambiarlo todo?»
Dawkins, autor de The Selfish Gene y The God Delusion, piensa en el efecto que causaría romper la barrera entre hombres y animales, posiblemente creando en un laboratorio una quimera, un híbrido entre un hombre y un chimpancé. Esta es su respuesta completa.
Richard Dawkins
Nuestra ética y nuestra política asume, casi siempre sin cuestionarse y sin discutir seriamente nada, que la división entre hombres y animales es absoluta. Los grupos pro-vida, por tomar un ejemplo, son un grupo de poderosa influencia política, basada en asuntos como su oposición al aborto y a la eutanasia.
Pero se refieren sólo a ser pro-vida-humana. Quienes ponen bombas en clínicas abortistas no suelen ser necesariamente vegetarianos. Los católicos romanos tampoco suelen expresar una oposición particular a sedar a sus mascotas para que tengan una muerte plácida. En la mentalidad de mucha gente confundida, un cigoto humano compuesto por sólo una célula, sin nervios y sin la posibilidad de sufrimiento, es infinitamente sagrado porque es humano. Ninguna otra célula en la naturaleza disfruta de un status tan exaltado.
Este esencialismo es profundamente contrario a la idea de la evolución. Si hubiese un paraíso en el que todos los animales que algún día han existido siguieran viviendo, nos encontraríamos un abrumador continuum entre todas las especies. Me podría reproducir con una hembra que se podría reproducir con un macho que se podría reproducir con... Rellena unos cuantos huecos, probablemente no muchos... Que se podría reproducir con un chimpancé.
Podría ir más lejos, pero cadenas rotas de ese mecanismo reproductivo podrían conectar a un ser humano con un canguro. No es una conjetura especulativa, es algo que se deriva del hecho de la evolución.
Teóricamente es fácil de entender. Lo que lo cambiaría todo sería una demostración práctica, como alguna de las que expongo:
1. Descubrir poblaciones aisladas de homínidos a quienes pensábamos extinguidos, como Homo Erectus o Australopithecus. Dejando de lado a los entusiastas del Yeti, no creo que esto pueda ocurrir. El mundo está demasiado bien explorado como para que hayamos pasado por alto un primate de la sabana desconocido. Incluso el Homo Floresiensis lleva extinguido 17.000 años. Eso sí, si esto ocurriese, lo cambiaría todo.
2. La creación con éxito de un híbrido entre hombre y chimpancé. Aunque el híbrido sería estéril como una mula, la idea fuerza que enviaría a la sociedad sería muy saludable. Por eso algunos distinguidos biólogos describen esta posibilidad como el experimento más inmoral imaginable. ¡Lo cambiaría todo! No puede ser descartado como imposible, pero sí sería muy sorprendente.
3. Una quimera experimental en un laboratorio embriológico, consistente de un número aproximadamente igual de células humanas y chimpancés. Ya se fabrican en laboratorios quimeras de hombre y ratón, pero no sobreviven mucho tiempo. Es otro ejemplo de nuestra ética basada en la especie la discusión sobre embriones de ratón que contienen cierta proporción de células humanas. ¿Cómo de humana debe ser una quimera para que las reglas que restringen ciertas investigaciones empiecen a aplicarse? Hasta ahora, la cuestión es sólo teológica, dado que las quimeras ni llegan a acercarse a un estado parecido a la vida, y no aparece nada que se parezca a un cerebro humano. Pero, para aventurarnos más allá de la línea roja sobre la que los comentaristas éticos se sienten tan cómodos; ¿y si consiguiésemos una quimera 50% humana y 50% chimpancé y consiguiésemos que creciese hasta llegar a adulto? Lo cambiaría todo, ¿a que sí?
4. Se conoce ya el genoma completo del hombre y del chimpancé. Pueden interpolarse sobre el papel genomas intermedios en distintas proporciones. Ir del papel a la carne y la sangre requeriría técnicas embriológicas que probablemente se desarrollarán durante el tiempo de vida de algunos de mis lectores. creo que se conseguirá, y que podrá llevarse a la vida una reconstrucción aproximada del ancestro común de hombres y chimpancés. El genoma intermedio entre este ancestro reconstituído y el hombre moderno podría, implantado en un embrión, traer una especie de Australopithecus renacido; Lucy Segunda. Y eso lo cambiaría —me atrevo a decir, lo cambiará— todo.
He establecido cuatro posibilidades que de conseguirse lo cambiarían todo. No he dicho que realmente anhelo que cualquiera de las cuatro se consiga. Requerirá mucha discusión. Pero admito disfrutar cuando se empiezan a discutirse posibilidades que hasta hoy permanecían indiscutibles.
¿Tú qué piensas?
Visto en Blurring the human/animal boundary publicado en Science vía RichardDawkins.net.
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