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Desde un punto de vista evolutivo resulta indiscutiblemente útil. Entenderla como una molestia sólo tiene sentido desde un punto de vista moderno, en el que las técnicas anticonceptivas permiten concebir el sexo como una fuente de disfrute, y no como un procedimiento puramente reproductivo.
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¿Qué tiene de precoz la eyaculación precoz? Si el resto de las condiciones son iguales, en nuestro pasado ancestral desde luego era ventajosa una eyaculación lo más rápida posible. Buscar, encontrar, montar, eyacular y buscar a la siguiente. Inseminar al mayor número de hembras posibles en el menor tiempo necesario es lo que debería haber distinguido al macho exitoso del fracasado.
Resulta que ya en 1984 —mucho antes de que cualquiera de nosotros ya fuese un eyaculador precoz— el sociólogo norteamericano Lawrence Hong, de la Universidad de California State, publicó en el Journal of Sex Research un trabajo titulado Survival of the Fastest: On the Origin of Premature Eyaculation. Con tesis muy originales y atrevidas. El hecho de que el trabajo más reciente de Hong trate sobre el travestismo en la historia del cabaret debe servir para que cada uno decida cómo de en serio se toma al autor. La conclusión de Hong era, por supuesto, que el eyaculador precoz debe ser el preferido por cualquier hembra, sea cual sea su especie.
Habla Hong sobre el hecho de que un macho humano puede fácilmente alcanzar el orgasmo tras apenas un par de minutos de penetración vaginal, donde la propietaria de dicha vagina tarda más del doble en alcanzar el mismo orgasmo una vez que tiene un pene dentro de ella —si es que lo alcanza en absoluto—. Esta obvia diferencia entre sexos puede ser entendida, dice Hong, si se acepta el hecho de que el sexo aparece por motivos reproductivos y en absoluto recreativos. El sexo por el sexo es una invención relativamente reciente, facilitada por el desarrollo de las técnicas anticonceptivas.
Estudiando los primates, llega incluso a sugerir que es habitual el hecho de que los machos son más agresivos con la hembra cuanto mayor es el tiempo que necesitan para alcanzar el orgasmo. El más violento de todos, el macacus rhesus, puede llegar a precisar una hora de bamboleo.
Así que, mujeres, ya sabéis. Si vuestro macho no os da gusto, abrazad a Darwin en su lugar.
Foto de Mike Burns.
Solo quería decir que me resultó extraño leer el termino "milagro entre los milagros" en este blog.. :P
Saludos!
Usados como metáfora o como entelequia, no me molestan. :)))