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Dice la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal, en su título tercero, artículo 16, bajo el epígrafe «Derecho de rectificación y cancelación»:
«El responsable del tratamiento tendrá la obligación de hacer efectivo el derecho de rectificación o cancelación del interesado en el plazo de diez días.»
«La cancelación dará lugar al bloqueo de los datos, conservándose únicamente a disposición de las Administraciones públicas, Jueces y Tribunales, para la atención de las posibles responsabilidades nacidas del tratamiento, durante el plazo de prescripción de éstas. Cumplido el citado plazo deberá procederse a la supresión.»
He aquí, sin embargo, que si quien conserva tus datos personales y quien quieres que deje de tenerlos disponibles es la Iglesia, ésta puede pasarse la legalidad vigente por el forro del Espíritu Santo, y conservarlos en sus registros tanto tiempo como desee. Es el motivo por el que aún existe el concepto de «apostasía». Apostasía es el generalmente complicado proceso de renuncia absoluta a una determinada fe. En el caso de la religión católica, pasa por ser eliminado de los registros de bautismo, algo que aún en nuestro siglo y en nuestro país generalmente se encuentra con incomprensibles dificultades.
En el ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, regido por IU, se ha abierto un servicio en la Oficina de la Defensa de los Derechos para ayudar al ciudadano a tramitar este tipo de solicitudes. Julia Antón, ya con 77 años, ha sido la primera en utilizar el servicio para apostatar.
«En declaraciones a los medios destacó que a pesar de su avanzada edad no quiere perder la oportunidad de desaparecer de la base de datos de la Iglesia Católica porque, tal y como señaló, nunca tuvo fe ni cree en la existencia de Dios. "Yo quiero apostatar porque a lo largo de mi vida he llegado a la conclusión de que Marx tenía razón cuado decía que las religiones son el opio del pueblo, yo sólo creo en lo que puedo ver", dijo.»
Alguien se pregunta si es procedente que desde un ayuntamiento se dedique dinero a estas cosas. Tiendo sin embargo a pensar que éste es el tipo de cosas que te hacen volver a votar a un partido.
Leído en Público.es.
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¡Cómo me gustaría estar empadronado (¿o más bien bautizado?) en Rivas Vaciamadrid! Nunca he hecho el esfuerzo explícito porque me da pereza y sé que no es nada fácil, pero tengo en mi horizonte apostatar un año de estos.
A mí, la partida de bautismo debe ser lo único que aún me une a Getafe, donde vivían mis padres cuando nací. Es el único simbolismo que me hace no plantearme apostatar. Quizá la Copa del Rey de este año vaya a ser otra cosa que me una a Getafe, y al final me decida...