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Te habrá pasado a menudo que un interlocutor se disculpa ante no haber contestado a uno de tus correos electrónicos diciendo «es que recibo mucho correo». Lo primero que puedes pensar es que para esa persona leer o responder tus mensajes es una cuestión de azar, lo cual es suficientemente molesto. Sin embargo lo más probable es simplemente que no se haya respondido tu mensaje porque haya resultado evidente que era tuyo, y en ese momento las prioridades eran otras.

El consejo evidente es que a cualquiera que proteste sobre recibir demasiado correo electrónico, no vuelvas a enviarle uno. Utiliza una llamada telefónica. En pocos años hemos pasado a una forma obsesiva de utilizar el correo electrónico como si pudiese sustituir a todas las formas de comunicación que antes practicábamos. No puede. ¿O nunca has visto a una secretaria jugando al solitario porque en ese momento «no funciona el correo»? Siempre se ha trabajado enviando correo postal, haciendo llamadas de teléfono y utilizando el fax. ¿Cuándo fue la última vez que «no funcionaba el fax».

Recuerda todo esto cada vez que te des cuenta de que con una llamada de teléfono tu problema ya estaría solucionado.

gtd

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