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Somos ex-musulmanes. Algunos de nosotros nacieron y crecieron en el Islam, y otros de nosotros nos convertimos al Islam en algún momento de nuestra vida. Se nos enseñó a nunca cuestionar la verdad del Islam y a creer en Alá y en su mensajero con fe ciega. Se nos dijo que Alá perdona todos los pecados excepto el de no creer en él —Corán 4:48 y 4:116—. Pero hemos cometido el pecado definitivo de pensar y cuestionarnos la creencia que nos fue impuesta, y de darnos cuenta de que, lejos de ser la religión de la verdad, el Islam es un fraude, la alucinación de una mente enferma, y nada más que mentiras y engaños.
Algunos de nosotros hemos acabado abrazando otras religiones, pero la mayor parte de nosotros simplemente ha dejado el Islam sin creer en otra religión alguna. Creemos en la humanidad. Creemos que el hombre no necesita seguir una religión para ser bueno. Lo que seguimos es la Regla de Oro, la que dice que trates a los demás de la forma en la que te gustaría ser tratado. Esa es la esencia de toda bondad. Y, en realidad, todas las buenas enseñanzas que contiene cualquier religión parten de este principio eterno. Es la guía definitiva que la humanidad necesita. Por eso para nosotros es la Regla de Oro.
De alguien que presume de ser mensajero de Dios se espera que viva con santidad. No debe abandonarse a la lujuria, no debe ser un pervertido sexual, y no debe ser un violador, ladrón de autopista, criminal de guerra, asesino en masa o criminal. Alguien que presume de ser mensajero de Dios debe tener un carácter superior. Debe oponerse a los vicios de la gente de su tiempo. Aún así, la vida de Mahoma es la del padrino de los gangsters. Robó caravanas, agredió a gente inicente, masacró poblaciones masculinas enteras para esclavizar a sus mujeres y a sus hijos. Violó a estas mujeres capturadas en la guerra después de ejecutar a sus maridos y le dijo a sus seguidores que es correcto el sexo con aquellas a las que has capturado y sus «posesiones de mano derecha» —Corán 33:50—. Asesinó a los que le criticaron, ejecutándolos cuando llegó al poder y se convirtió en el déspota de facto de Arabia. Mahoma desconocía la compasión humana. Era un hombre obsesionado con sus sueños de grandeza y nunca perdonaba a los que se oponían en su camino. Mahoma era un narcisista como Hitler, Saddam o Stalin. Era astuto y sabía cómo manipular a la gente, aún con una inteligencia emocional al nivel de la de un niño de 6 años. Simplemente no era sensible al dolor de los demás. Masacró brutalmente a miles de inocentes para confiscar sus bienes. Sus ambiciones eran desmesuradas y como todo narcisista creía honestamente estar autorizado para tenerlas, haciendo cualquier cosa necesaria y cometiendo toda clase de crímenes para obtener el beneficio buscado.
Mahoma no produjo milagro alguno y cuando se le preguntaba al respecto dijo que su milagro era el Corán. Aún así, una cuidadosa mirada al Corán revela que el libro está repleto de errores; de herejías científicas, falsedades históricas, errores matemáticos, lógica absurda, errores gramáticos y falacias éticas. Está mal recopilado y se contradice a sí mismo. No hay nada de inteligente en este libro, por no decir de milagroso. Mahoma desafió a la gente a encontrar errores en el libro, matando sin embargo a cualquiera que se atrevió a criticarlo. En un clima tal de hipocresía y violencia la verdad siempre es la primera víctima.
Somos apóstatas del Islam. Denunciamos al Islam como una falsa doctrina de odio y terror. Sin embargo, no estamos contra los musulmanes, a quienes reconocemos como hermanos. Los musulmanes son las principales víctimas del Islam. Nuestro objetivo es educarles y hacerles ver la verdad. Estamos en contra del Islam y no de los musulmanes. Queremos devolver a los musulmanes a una doctrina humanista. Erradicar el Islam para que nuestra gente pueda ser liberada, para que puedan romper las cadenas del Islam. Nos gustaría ver a los países islámicos dedicando más tiempo a la ciencia y menos al Corán y a la Sharía. Nos gustaría verles prosperar y contribuir a la civilización humana. Nos gustaría ver eliminadas las leyes draconianas del Islam y que la gente sea tratada con humanidad. Buscamos la libertad de creencia, la igualdad de géneros y la unidad de la humanidad.
Hoy la humanidad se enfrenta a un gran peligro. El fundamentalismo islámico crece y el odio se difunde por las mentes de millones de musulmanes. Este odio debe ser contenido o habrá consecuencias desastrosas. Creemos en la educación como en la única respuesta. Los intelectuales musulmanes deben darse cuenta de que el Islam es una falsa doctrina y deben permitir que el resto del mundo Islámico sepa la verdad. El Islam es una religión que se basa en la premisa arrogante de ser la más lógica, científica y perfecta. Mientras que en realidad es la más estúpida, retrasada y absurda. Una vez que la verdad sobre el Islam sea conocimiento común, el fanatismo Islámico perderá su sentido. Cientos de miles de millones de dólares se gastan para combatir el terrorismo Islámico, pero no se hace el mismo esfuerzo para contener a la ideología que hay detrás de este terrorismo. Es nuestra creencia que el terrorismo Islámico no será eliminado a menos que la ideología que lo apoya sea erradicada. Es lo que intentamos hacer.
Visto en Apostates of Islam
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