La media hostia

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Siempre se hubo pensado que los insectos del tamaño de la mosca común obtienen todo el agua que necesitan de los alimentos que consumen. Se ha descubierto ahora que son capaces de ingerir líquido directamente gracias a un ingenioso mecanismo.

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Intenta beber un espeso sirope de chocolate, como el que te sirven con las tortitas americanas, utilizando una pajita. Es justo lo que siente una mosca al intentar echar un trago de agua azucarada. Lo explica así Marissa Cevallos para Science News, presentándonos de paso la primera grabación en rayos X de unos insectos de este tipo sorbiendo líquido.

Los científicos habrían esperado que consumir líquidos sería para una mosca cada vez más difícil según se hincha su intestino, tal y como inflar la rueda de una bicicleta cuesta más esfuerzo según se hincha. Sin embargo, el hecho es que tanto las moscas como las abejas no tienen problema para consumir líquidos del espesor del ketchup común a través de un conducto de apenas 10 micras de diámetro.

Los ingenieros Manu Prakash, en la Universidad de Harvard, con la ayuda de Miles Steele —¡estudiante de secundaria, cuidadito con éste!— han utilizado un microscopio de absorción de rayos X de alta resolución para contemplar moscas consumiendo líquidos durante horas. Han descubierto que no sólo el intestino al expandirse da órdenes al tubo por el que se introduce el líquido para dilatarse, sino que el propio sistema interno de tuberías se abre y se cierra pasivamente para aumentar la potencia de succión.


SUPER SUCKERS from Science News on Vimeo.

Durante mucho tiempo se ha pensado que los insectos no eran capaces de beber agua tal y como lo hacen las especies superiores. Los herbívoros la obtendrían de las plantas que consumen, siempre de gran contenido en agua, y los hematófagos por supuesto de la sangre que extraen de los animales a los que pican. En general, cuanto más grande es un animal, más depende su supervivencia del consumo de agua —un elefante es capaz de ingerir casi 200 litros al día— y cabría pensar que las necesidades de un insecto rozan el mínimo. El estudio de Prakash y Steele arroja nueva luz sobre un tema que probablemente nunca nos habríamos planteado antes.

El desarrollo puede permitir a los científicos crear nuevos sistemas para la administración de medicamentos mejorando la dosificación de los mismos, tal y como sugiere el propio Prakash.

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