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Bibi Aisha es el último símbolo de la violencia y la dominación contra la mujer afgana. Aisha recupera ahora su belleza gracias a la ciencia occidental.
Cuando Bibi Aisha cumplió 12 años, su padre la entregó en matrimonio a un guerrero talibán afgano, como pago por una deuda. Su marido abusó de ella, hasta el punto de concederla dormir en el establo con los animales. Cuando intentó escapar, fue capturada y le fueron arrancadas la nariz y las orejas como castigo. Abandonada en las montañas, consiguió volver arrastrándose a casa de sus padres, quienes consiguieron acercarla a un puesto médico militar norteamericano, donde fue cuidada durante diez semanas hasta su recuperación.
La fotografía del rostro mutilado de Aisha ocupó la portada de la revista Time en agosto de este año. Una especie de reedición de aquella clásica portada de Steve McCurry para National Geographic, probablemente la más celebrada de la historia de la revista. De aquélla nos sobrecogía cómo el miedo luchaba por emerger tras la belleza del rostro de una niña. De Aisha nos admira en cambio no encontrar nada de ese miedo, sólo la fuerza de una mujer apelando a su belleza aún tras su cara destrozada por el odio.
Ahora, el doctor Peter H. Grossman, del Hospital de West Hills, en California, ha conseguido implantarla una prótesis como parte de un programa de rehabilitación que durará ocho meses. Espera en cambio poder llegar a una solución permanente, utilizando hueso, cartílago y otros tejidos extraídos de otras partes de su cuerpo.
La esposa de Grossman, Rebecca, responsable de la fundación Grossman Burn, nos recuerda que Aisha es sólo una mas de las miles de mujeres maltratadas en Oriente Medio por órdenes de Mahoma. «Cada vez que Aisha se mira en el espejo recuerda que es una esclava. Pero aún puede reír a veces. Es cuando ves su espíritu adolescente escapando de un cuerpo que siempre ha vivido la injusticia».
La incomparable belleza del rostro recompuesto de Aisha nos estremece hasta el llanto.
Es algo relativo como en todas las culturas, pero en esa parte del mundo parece haber mujeres muy bellas que tienen que ocultarse por culpa de la maldita religión y por las secuelas que esta les provoca.