Haz clic en la imagen para verla a su tamaño original.
Cuando elegíamos la carrera que íbamos a estudiar, nos impresionaba la idea tan popularizada de que, en las fiestas universitarias, las estudiantas de derecho circulaban ahítas a la caza del teleco. Para muchos, éste fue el único criterio utilizado para decidir qué disciplina iba a ser estudiada los tres o cinco años siguientes. La realidad sin embargo era otra:
«Quiero ser ingeniero. ¡El sexo puede esperar!»
0 comentarios:
Publicar un comentario