La media hostia ahora es Scientia Futura

Ginebra, televisión y el excedente social

Publicado por Ismael

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Una de las más fascinantes charlas con las que me he encontrado en muchos meses, y no han sido pocas. Es la charla que hizo que Seth Godin haya dejado de ver la tele —si es que alguna vez la vio— y la que posiblemente debería hacer que tú y yo también dejemos de verla.

Me enorgullezco por supuesto de traducirla para los lectores de mi blog.

Clay Shirky

—Se trata de una transcripción levemente editada de una charla que dí en la Web 2.0 Conference el 23 de abril de 2008—

Hace poco recordé una lectura que hice en mi edad escolar, bien entrado el siglo pasado, por un historiador británico que argumentaba que la tecnología crítica durante la primera fase de la revolución industrial fue la ginebra.

La transformación entre la vida rural y la vida urbana fue tan repentina, tan desgarradora, que lo único que a la sociedad se le ocurrió para soportarlo fue beber, y beber hasta el estupor, durante toda una generación. Las historias sobre ese tiempo son alucinantes; había carretillas de mano sirviendo ginebra por las calles de Londres.

No fue hasta que la sociedad despertó de esa juerga colectiva cuando comenzaron las estructuras institucionales que hoy en día asociamos con la revolución industrial. Cosas como bibliotecas públicas, museos, educación generalizada para los niños, cargos electos; muchas cosas que nos gustan no ocurrieron hasta que toda esa gente dejo de comportarse como si hubiera una crisis y empezó realmente a manejar su activo.

Fue cuando la gente empezó a pensar en esto como en un enorme excedente social, uno sobre el que podían trabajar antes que simplemente disiparlo, cuando empezamos a disfrutar de lo que conocemos como sociedad industrial.

Si tuviese que elegir la tecnología crítica del siglo XX, el lubricante social sin el que las ruedas no podrían haber seguido girando, diría que fue la comedia televisiva. A partir de la Segunda Guerra Mundial pasaron cosas; aumento de la renta per capita, mejoras educacionales, ampliación de la esperanza de vida y, críticamente, muchísima gente comenzando a trabajar solo cinco días a la semana. Por primera vez, la sociedad tuvo que empezar a manejar algo que nunca antes había tenido que manejar; el tiempo libre.

¿Y qué hicimos con ese tiempo libre? Principalmente, ver la tele.

Lo hicimos durante décadas, vimos I Love Lucy, vimos Gilligan's Island, vimos Malcolm in the Middle. Ahora vemos Desperate Housewives. Esencialmente funciona como una especie de disipador cognitivo, eliminando el razonamiento que de otra forma se acumularía y causaría que la sociedad se sobrecaliente.

Es sólo ahora, cuando despertamos de esta juerga colectiva, cuando empezamos a ver el excedente cognitivo como un activo, más que como una crisis. Empezamos a ver cosas diseñadas para tomar ventaja del excedente y desplegarlo de una forma mucho más excitante que simplemente tener una TV en el apartamento de cada uno.

Todo esto me lleva a una conversación que mantuve hace unos dos meses. Tal y como Jen ha dicho en la introducción, recientemente he escrito un libro titulado Here Comes Everybody, que acaba de salir al mercado, y ocurrió algo durante una conversación acerca del libro. Estaba siendo entrevistado por una productora de TV para ver si merecía la pena sacarme en su programa, y me preguntó «¿qué hay ahí fuera que te parezca interesante?»

Comencé a hablarle sobre el artículo en la Wikipedia acerca de Plutón. Recordarán que a Plutón le quitaron la categoría de planeta hace un par de años. De repente hubo mucha actividad en la Wikipedia. Muchas charlas, gente editando el artículo como locos, y la comunidad entera metida en un enorme jaleo. «¿Cómo manejamos este cambio en el estatus de Plutón?» De vez en cuando movían el artículo, sin dejar de pelearse entre bambalinas, entre «Plutón es el noveno planeta» y «Plutón es una roca con una forma muy rara que hace alrededor del sol una órbita aún más rara.»

Así que le conté todo esto, y pensé, «genial, ahora vamos a tener una conversación sobre la autoridad, la construcción social, o yo qué sé». Pero esa no fue su pregunta. Escuchó la historia, meneó la cabeza y simplemente preguntó, «¿y dónde encuentra la gente el tiempo para dedicarse a eso?». Esa fue su pregunta. Y yo me quedé estupefacto, y le dije «nadie que trabaja en TV puede atreverse a hacer esa pregunta. Sabes de dónde viene ese tiempo. Viene del excedente cognitivo que lleváis 50 años enmascarando.»

¿Y cómo de grande es el excedente? Si tomas la Wikipedia como unidad, toda la Wikipedia, el proyecto entero, cada página, cada edición, cada discusión, cada línea de código, y en cada idioma en el que existe la Wikipedia. Eso representa 100 millones de horas de trabajo mental humano. Lo calculé con Martin Wattenberg en IBM. Es un cálculo en una servilleta, pero el orden de magnitud nos vale; sobre 100 millones de horas de trabajo mental.

¿Y ver la tele? Doscientos mil millones de horas, sólo en los Estados Unidos, cada año. Visto de otra forma, ahora que tenemos una unidad, eso son 2.000 proyectos como la Wikipedia al año malgastados viendo la tele. O aún visto de otra forma, en los Estados Unidos perdemos 100 millones de horas cada fin de semana, ¡sólo viendo anuncios! Es un excedente enorme. De ahí que cuando alguien pregunta «¿de dónde encuentran tiempo?» cuando ven cosas como la Wikipedia no entienden cómo de pequeño es el proyecto en realidad, como la forja de un activo que finalmente está siendo arrastrado hacia lo que Tim llama «arquitectura de la participación».

Lo interesante de un excedente como éste es que al principio la sociedad no sabe qué hacer con él. De ahí la ginebra, y de ahí las comedias televisivas. Porque si la gente supiera qué hacer con un excedente aplicado a las instituciones sociales que ya existen, ya no sería un excedente, ¿o sí? Es precisamente cuando nadie tiene idea de cómo desplegar algo con lo que la gente ya ha empezado a experimentar cuando el excedente empieza a integrarse, y durante esa integración se transforma la sociedad.

La fase inicial para aprovechar este excedente cognitivo, la fase en la que creo que aún estamos, es la de los casos especiales. La física de la participación es mucho más como la física de la meteorología que como la de la gravedad. Sabemos qué fuerzas se combinan para hacer que todo funcione; hay una comunidad interesante ahí fuera, hay un modelo para compartir cosas, la gente colabora creando software libre, etc. Pero a pesar de saber qué entra, aún no podemos predecir qué va a salor porque hay mucha complejidad.

La forma en la que exploras ecosistemas complejos es simplemente probar, y probar y probar cosas, y esperar que muchos fallen antes que tú para que tú al menos encuentres un báculo con una calavera encima cerca de adonde te diriges. Es en esa fase en la que estamos.

Por poner un ejemplo, uno que me encanta, pero muy pequeño. Hace dos semanas uno de mis estudiantes en ITP me mostró un proyecto ideado por un profesor en Fortaleza, Brasil, llamado Vasco Furtado. Es un mapa Wiki del crimen en Brasil. Si hay un asalto, un robo, una pelea, un asesinato, entras y pones un pin en un mapa de Google, y describes el incidente. Con el tiempo ves un mapa de dónde ocurren todos los crímenes.

Es algo que ya existe en forma de información tácita. Cualquiera que conoce una ciudad tiene cierta idea de «no vayas allí, esa esquina es peligrosa, no pases por este vecindario, ten cuidado si anochece». Es algo que sabe la sociedad sin que realmente la sociedad tenga constancia de saberlo, porque no hay un sitio público del que sacar ventaja de esta información. Si la policía la tiene, desde luego no la comparte. De hecho una de las cosas que Furtado dijo al iniciar el proyecto era «esta información podría o podría no existir en alguna parte de nuestra sociedad, así que me resulta más fácil intentar reconstruirla desde cero que intentar obtenerla de las autoridades que hoy en día podrían tenerla».

Podría tener éxito o podría no tenerlo. El caso normal para el software social es fallar; la mayor parte de los experimentos no cuajan. Pero los que lo hacen resultan increibles, y espero que éste tenga éxito, obviamente. Pero incluso si no lo tiene ya nos ha servido para mostrar cuál es el punto; que cualquiera trabajando solo con herramientas realmente baratas tiene una posibilidad razonable de sacar partido del excedente cognitivo, lo suficiente para que se desee participar, lo siguiente para formar parte del patrimonio ciudadano, para crear un recurso que hace cinco años nunca habrías imaginado que existiría.

Así que esa es la respuesta a la pregunta «¿de dónde sacan el tiempo libre?» O, mejor, esa es la respuesta numérica. Porque también hay otro razonamiento, no una pregunta sino una observación. En la misma conversación con la productora de TV, le hablaba de la asociación de jugadores de World of Warcraft y, según hablaba, veía lo que ella estaba pensando; «perdedores, hombres adultos sentados en el sofá pretendiendo que son elfos.»

Pero al menos ellos están haciendo algo.

¿Viste aquel episodio de Gilligan's Island donde casi escapan de la isla, y entonces a Gilligan se le cruza el cable y no lo hacen? Lo vi, lo vi muchas veces mientras crecía. Y cada media hora que lo veía era media hora que no escribía para mi blog o editaba la Wikipedia o escribía para una lista de correo. Es cierto que tenía una excusa muy buena para no estar haciendo esas cosas; aún no existían. Te atrapaban los medios de esa forma porque era la única posibilidad. Ya no lo es, y esa es la gran sorpresa. Todo lo cutre que te pueda parecer estar en tu apartamento fingiendo ser un elfo, te aseguro a partir de mi experiencia personal que es mucho más cutre estar en tu apartamento viendo la tele y preguntándote si es mas mona Ginger o Mary Ann.

Quiero elevar esto a la categoría de principio general. Es mejor hacer algo que no hacer nada. Incluso las lolcats, divertidas fotos de gatos hechas aún más divertidas añadiéndolas letreros simpáticos, invitan a participar. Cuando ves un lolcat, lo que te está diciendo es «si tienes alguna fuente sans-serif instalada en tu ordenador, puedes jugar con nosotros». Ese tipo de mensaje es un gran avance.

Esto es lo que la gente en los medios tradicionales no entiende. Durante el siglo pasado, se trataba de una carrera; consumo, ¿cuánto podemos producir? ¿Cuánto puedes consumir? Si producimos más, ¿consumirás más? Y la respuesta a esa pregunta generalmente era sí. Pero hoy en día se ha convertido en un Triathlon, con tres fases distintas. A la gente le gusta consumir, pero también le gusta producir, y le gusta compartir.

Es lo que ha dejado pasmada a la gente comprometida con la estructura de la sociedad inmediatamente anterior, la que no agarraba el excedente y hacía algo interesante con él; descubrir que cuando le das a la gente la oportunidad de producir y compartir, te las quitarán de las manos. No significa que ya no nos sentemos irreflexivamente en el sofá a ver Scrubs, significa que lo hacemos mucho menos.

Esta es la otra cosa sobre el tamaño del excedente cognitivo del que estamos hablando. Es tan grande que el más pequeño cambio tiene enormes ramificaciones. Digamos que todo sigue igual que hasta ahora al 99 por ciento, que la gente ve el 99 por ciento de la televisión que veía antes, pero que utiliza el 1 por ciento restante para producir y compartir. La población conectada a Internet ve sobre un billón de horas de TV al año, cinco veces el tamaño del consumo sólo en Norteamérica. El uno por ciento de esa cantidad son 100 proyectos como la Wikipedia al año.

Esto va a cambiar mucho las cosas. ¿No crees?

Bien, la productora de TV no creyó que nada fuese a cambiar, no enganchó con esta línea de pensamiento. Y su pregunta final fue esencialmente «¿esto no es una moda pasajera?» Como cuando la gente se subía a las astas de las banderas a principios del siglo pasado. Decir, sí, es divertido ir, producir, compartir un poquito, pero entonces la gente va a darse cuenta de que «esto no es tan bueno como lo que estaba haciendo antes» y volverá a hacer lo que hacía. Argumenté que no, que no era el caso ahora, que esto va a ser un movimiento hacia adelante, sin marcha atrás, como la revolución industrial, y no como lo de subirse a las astas de las banderas.

Discutí sobre que este no es el tipo de cosas de las que la sociedad procede, sino hacia las que la sociedad se abalanza. Pero creo que no me creyó. En parte por que no quería creerme, pero también en parte porque no se sabía la historia del todo. Como yo ahora la sé.

Hace cosa de un mes cené con un grupo de amigos, y uno de ellos me habló sobre cuando estaba viendo una película en DVD con su hija de cuatro años. En medio de la película, sin venir a cuento, se levantó del sofá y corrió hacia detrás del televisor. Pensó, qué divertido, va a ver si Dora realmente está allí, o ve tú a saber. Pero no es lo que estaba haciendo. Empezó a buscar entre los cables, le pregunté «¿qué haces?» y me dijo «¡buscando el ratón!»

Es decir, es algo que los niños de cuatro años ya saben; una pantalla sin un ratón es una pantalla rota. Otra cosa que los niños de cuatro años ya saben; el contenido dirigido a ti pero que no te tiene en cuenta no es el que merece la pena sentarse a ver. Hay cosas que me hacen pensar que éste es un cambio en una dirección. Porque los de cuatro años, que ya están completamente empapados del nuevo entorno, no van a tener que superar el trauma que yo tuve que superar intentando desaprender toda una niñez malgastada viendo Gilligan's Island. Ellos ya saben que el contenido incluye consumir, pero también producir y compartir.

Ha llegado a ser mi lema, cuando la gente me pregunta qué estamos haciendo; y cuando digo «estamos» me refiero a una sociedad completa preguntándose qué hacer con su excedente cognitivo, pero también me refiero a especialmente la gente en esta sala, trabajando con martillo y escarpia para adivinar cuál va a ser la siguiente gran idea. Desde ahora, esto es lo que voy a decirles; estamos buscando el ratón. Vamos a buscar en cualquier lugar que hasta ahora haya estado cerrado al lector, al escucha, al cinéfilo, a cualquier usuario; cualquier cosa que hasta ahora le hayamos servido enlatada, y vamos a preguntarnos; «si cortamos un pedazo de excedente cognitivo y lo pegamos aquí, ¿podemos hacer que suceda algo realmente grande?» Yo apuesto a que la respuesta es sí.

Muchas gracias.

Visto en Here Comes Everybody.

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5 comentarios:

  1. Anónimo dijo...

    Simplemente genial. Enhorabuena por tu blog.

  2. Anónimo dijo...

    Hola,

    Sensacional artículo, Ismael. Muchas gracias por traducirlo y por darme a conocer al Sr.Godin, del que ya veo que eres "superfans".

    Sin embargo creo que se te ha colado un pequeño gazapo de traducción: donde escribes "No significa que ya no nos sentemos irreflexivamente a ver Scrubs on the couch, significa que lo hacemos mucho menos", apostaría a que debe poner "....irreflexivamente a ver Scrubs en el sofá...", pues el nombre de la serie es Scrubs (Canal+), a secas.

    Un afectuoso saludo de un antiguo e incondicional lector/seguidor.

    ra2mon.

  3. Javier dijo...

    Genial, es de lo más interesante que he leído en mucho tiempo, y además afecta a una cuestión que me parece central en los cambios sociales que estamos experimentando, sobre todo en lo referente a medios de comunicación (ahora comunicación/participación, no?)

    Muchas gracias por la traducción. Esperamos más material Ismael.

    Saludos

    Javier

  4. Ismael dijo...

    Anónimo, ¡corregido, gracias! Es lo malo de tener que robarle tiempo a la oficina para escribir en el blog, ¡parece que tienes que batir el record del mundo de traducir a toda hostia!

  5. Anónimo dijo...

    Simplemente alucinante Ivalladt. Hay una cancion por ahi en la que el autor dice ''La tele me ha culturizado, pues cada vez que la encienden en casa me voy a leer a mi cuarto'' Ejemplo a seguir desde luego.