La media hostia

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Susan K. Smith

Cuando el candidato demócrata Barack Obama dijo que cuando las cosas van mal, la gente vuelve a Dios y a sus pistolas, muchos se enfadaron; muchos se ofendieron y consideraron inconsciente decir tal cosa.

Pero la verdad es esa; cuando las cosas van mal, la gente vuelve a Dios, y vuelve a sus pistolas. De hecho cuando se trata de religión, Dios es más apreciado y considerado más útil si nada va bien.

Mientras escribo esto, pienso en la mujer a quien recientemente le iban a embargar la casa; se suicidó y le dejó una nota a su marido, diciéndole que usara el dinero del seguro para evitar el embargo.

Esta crisis financiera nacional resulta tan incómoda como para asustar a muchos. No tener dinero en absoluto, o simplemente no tener el suficiente como para mantener tu nivel de vida está causando que mucha gente haga cosas que normalmente no haría.

Algunos reaccionan con violencia, contra ellos mismos y los unos con los otros. Las estadísticas muestran que el abuso infantil, los malos tratos conyugales y otros actos de violencia aumentan cuando el dinero es un problema. Otros se vuelven hacia Dios. Menos mal.

Cuando todo va mal, la gente de fe se vuelve hacia la Biblia; «pregunta y tendrás respuesta, busca y encontrarás, golpea la puerta y se abrirá para ti.»

Lo que pedimos es dinero para sobrevivir. Pedimos respuestas donde parece no haberlas. Pedimos trabajo donde no lo hay y ninguno parece que va a venir. Dinero para nuestras medicinas, para llevar a nuestos niños al médico.

Y si el gobierno no puede ayudarnos, seguro que Dios puede. Es la única esperanza.

Por el contrario, cuando las cosas van bien, a la gente no se la ve en las iglesias. Cuando todo va bien y hay dinero suficiente para hacer lo que queremos, relegamos a Dios al cuarto trasero de nuestras vidas. Cuando deberíamos tomarnos un rato para un silencioso «gracias a Dios» por nuestra estabilidad financiera, no lo hacemos.

Nos felicitamos a nosotros mismos por nuestra habilidad para hacer dinero y que nuestros negocios vayan bien.

Para algunos, el estrés financiero aumenta su fidelidad a Dios; nos volvemos hacia Dios buscando alguna prueba de que Dios es bueno. Es lo que nos han enseñado; Dios es bueno, Dios lo puede todo.

Pero claro, si es que Dios no quiere que vayan bien nuestras finanzas, tenemos complicado definir la bondad de Dios. Si dios es todopoderoso, ¿por qué nos ahoga?

Es la versión personal del problema universal; el de las malas cosas ocurriéndole a buena gente. No lo entendemos. Es lo que nos enseñaron nuestros abuelos; si amas a Dios y sirves a Dios, todo irá bien.

Nos confunde la pregunta que mencioné antes. Creemos que las promesas de Jesús también se referían a cosas materiales. Pero no es así; Jesús nos decía que si pedimos la presencia de Dios en nuestras vidas, tendremos lo que necesitamos en forma de paz y seguridad, incluso si estamos atravesando una crisis, financiera o no.

Así que, los que se acercan a Dios por motivos materiales, terminarán vacíos por dentro. Y posiblemente perderán su casa, entrarán en bancarrota, o algo peor.

La posibilidad de que todo vaya mal a pesar de nuestros rezos no debe hacer que no recurramos a Dios cuando todo va mal. Si alguien puede ayudarnos, ese es Dios.

Para algunos, la idea de recurrir a un espíritu invisible cuando todo va mal puede parecer estúpida. Muchos sólo recurrimos a nosotros mismos, y eso es todo.

Pero para algunos que siempre han tenido problemas financieros, sin embargo Dios siembre ha sido también una fuente de paz y de respuestas en un mundo que te da poco de lo uno y de lo otro.

Recurrir a Dios hace que muchos no necesiten tomar las pistolas.

Es mi humilde aportación.

Visto en On Faith.

Susan K. Smith es pastor de la Advent United Church of Christ en Columbus, Ohio. Sí, la idea de recurrir a un espíritu invisible cuando todo va mal nos parece estúpida. Y sin embargo, Dios aún nos parece mejor que las pistolas.

Actualización: Santi Navajas cuenta que en el estado de Texas está saliendo adelante una iniciativa para que los profesores puedan llevar armas a las escuelas.

«When you make schools gun-free zones, it's like inviting people to come in and take advantage.»