Haz clic en la imagen para verla a su tamaño original.
En su discurso, el Papa denunció lo «peligroso» que se vuelve un Estado cuando «pretende ser él mismo fuente de la ética». Más de trescientos años después, parece pretender haber refutado a Rousseau. Lo cual desde luego no deja de ser noticia.
B.M.
El Papa Benedicto XVI realizó ayer y, una vez más, un alegato en favor de la vida humana al pedir que, a la hora de legislar sobre temas relacionados con la misma, los gobiernos se inspiren en el valor de la vida humana, en lugar de en «criterios prácticos» que llevan a la aprobación de leyes como la legalización de la eutanasia o el aborto. En una audiencia en el Vaticano con los representantes de la XVI Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida, el Pontífice explicó cómo «la historia ha demostrado cuán peligroso y deletéreo puede ser un Estado que legisle sobre cuestiones que afectan a la persona y la sociedad, pretendiendo ser él mismo fuente y principio de la ética».
El Santo Padre apostó por conjugar «bioética y ley moral natural» para analizar las necesidades que la vida del ser humano tiene desde su principio hasta su fin. «En el contexto actual, se nota que no siempre los derechos que defienden la dignidad humana reconocen la vida en su natural desarrollo y en las fases de mayor debilidad», denunció, al tiempo que pedía que «la vida sea reconocida siempre como sujeto de derecho y nunca como objeto sometido al arbitrio del más fuerte».
Además, el Papa denunció que existe el riesgo de una «deriva relativista a nivel legislativo» si no se tienen en cuenta los principios universales que permiten verificar un «denominador común» en esta materia para toda la humanidad.
Por último, Benedicto XVI consideró que también la bioética, como muchas otras disciplinas, necesita garantizar una «coherente lectura» de las cuestiones éticas. «Es necesario repetir con firmeza que no existe una comprensión de la dignidad humana vinculada sólo a elementos externos como el progreso de la ciencia, el avance en la formación de la vida humana o la piedad fácil ante situaciones límite», concluyó.
Visto en La Razón.
0 comentarios:
Publicar un comentario