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Eugenio García Gascón
Es una diminuta inscripción de sólo 15 centímetros de altura por 16,5 de anchura que apenas contiene cinco exiguas líneas de escritura, pero su intérprete, el profesor Gershom Galil de la Universidad de Haifa, asegura que se trata de una inscripción trascendente, la primera que fue escrita en hebreo y, sobre todo, sostiene que retrotrae en varios siglos el origen de los textos más antiguos de la Biblia.
La inscripción la halló el profesor Yosi Garfinkel hace un año y medio en unas excavaciones que se realizan en el valle Haela, en el centro de Israel, y los arqueólogos afirman que fue escrita en el siglo X antes de Cristo, es decir, que sería coetánea de los reyes David y Salomón, aunque muchos historiadores dudan de la propia existencia histórica de estos dos personajes de la Biblia que tienen rasgos legendarios.
Ningún experto había conseguido descifrar el texto hasta ahora.
Existe una teoría que sostiene que la Biblia comenzó a escribirse al mismo tiempo que se desarrolló la escritura en hebreo. Los textos más antiguos en esta lengua conocidos hasta ahora eran varios siglos posteriores, del año 500 antes de Cristo. Por lo tanto, según la nueva teoría del profesor Galil, la Biblia se habría comenzado a escribir en el siglo X antes de Cristo, que es cuando se escribió la citada inscripción, o sea 500 años antes de lo que se creía hasta ahora.
Es muy probable que enseguida se discutan sus conclusiones. De hecho, la inscripción en cuestión permaneció durante varios meses sin catalogarse porque ningún experto conseguía descifrarla y ni siquiera nadie se atrevía a decir cuál era su lengua.
Fue en estos momentos de incertidumbre cuando el profesor Galil estudió la inscripción y concluyó que fue escrita en hebreo. Según él, es un texto típico de la Biblia «que habla de esclavos, viudas y huérfanos» y cuyo tema no se conoce en otras culturas de la zona que no sean la hebrea.
Los escritos hablan de esclavos, viudas y huérfanos, según Gershom Galil.
Galil argumenta, además, que el hecho de que existieran escribas en una comunidad tan reducida como la del valle de Haela prueba que en otras ciudades más grandes debieran abundar los escribas, y lo lógico es que el idioma hebreo ya estuviera por entonces bastante desarrollado.
El profesor Gershom Galil de la Universidad de Haifa también menciona que en el texto aparecen raíces que son típicas de la lengua hebrea y muy raras en otras lenguas semíticas de la zona, como serían los casos de las raíces eyn-shin-hey y eyn-bet-dalet. El mismo vocablo almana —viuda— se escribe de otra manera en las lenguas semíticas de la región, según Galil.
Las conclusiones del profesor son bastante aventuradas y todavía no se han producido reacciones significativas de la comunidad académica, aunque se esperan duras discusiones.
Visto en el blog de Fer Higueras.
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