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En el mejor libro del mundo, titulado consecuentemente The Greatest Show on Earth, Richard Dawkins despoja de un plumazo todo el romanticismo de la leyenda de los Heike de Carl Sagan. Es una característica del pensamiento científico que desconcierta a los no iniciados: El desacuerdo es lo que hermana.
Richard Dawkins
Ahora, para hacer avanzar el argumento, échale un vistazo a las imágenes en la siguiente página. La primera es un corte en madera de una máscara kabuki japonesa, representando un guerrero samurai. La segunda es un cangrejo de la especie Heikea japonica, el cual se encuentra en aguas japonesas. El nombre genérico Heikea procede del clan japonese de los Heike, derrotado en el mar en la batalla de Danno-Ura en 1815 poor el clan rival llamado Genji. La leyenda cuenta que los fantasmas de los guerreros Heike hundidos habitan ahora en el fondo del mar en forma de cangrejos Heikea japonica. El mito se ve reforzado por los patrones en el dorso del cangrejo, que se asemejan a la mueca en el rostro de un guerrero samurai. El famoso zoólogo Julian Huxley estaba tan impresionado por el parecido que escribió «el parecido de Dorippe con un guerrero japonés enfadado es demasiado específico y demasiado detallado para ser accidental, y sucede porque cuanto más perfecto es el parecido con la cara del guerrero menos probable es ser comido». Dorippe es el nombre que recibía el cangrejo en 1952 cuando Huxley escribió esto. Pasó a ser llamado Heikea en 1990 cuando alguien redescubrió que ya en 1824 era llamado así; son las estrictas reglas de prioridad de la nomenclatura zoológica.
Esta teoría, la de que generaciones de pescadores supersticiosos volvían a echar al mar a los cangrejos que asemejaban un rostro humano, recibió un nuevo impulso en 1980 cuando Carl Sagan lo discutió en su maravillosa Cosmos. En sus palabras:
Es una adorable teoría, demasiado buena para morir fácilmente, y el meme de hecho se ha replicado a sí mismo a lo largo del tiempo. Incluso encontré un sitio web donde podías votar si la teoría es cierta —el 31 por ciento de 1.331 votos—, si las fotografías son fakes —15 por ciento—, si los pescadores japoneses modifican los dorsos para parecer así —6 por ciento—, si es sólo una coincidencia —38 por ciento— o incluso si los cangregos son realmente la manifestación del espíritu de un guerrero samurai hundido —un increible 10 por ciento—. Las verdades científicas, por supuesto, no se deciden por plebiscito, y voté sólo porque de otra forma no podía ver el resultado. Me temo que voté con los aguafiestas. Creo de hecho que el parecido es una coincidencia. No porque, como un autorizado escéptico ha dicho esas formas en el dorso del cangrejo no son más que uniones de músculos por debajo. Incluso según la teoría de Huxley y Sagan, los pescadores supersticiosos deberían haber empezado por notar un cierto parecido, aún moderado, y un patrón simétrico de uniones musculares es justo el tipo de acontecimiento que habría facilitado ese primer parecido. Me convence más la observación de ese mismo escéptico de que en cualquier caso son cangrejos demasiado pequeños para que merezca la pena comerlos. Según eso, cangrejos así de pequeños son vueltos a echar en el mar, ya se parezca su dorso a un rostro humano o no. Aunque tengo que decir que mi confianza en ese escepticismo también se apoya en el hecho de que una vez fui invitado a cenar en Tokio y mi anfitrión pidió un plato de cangrejos. Todos eran mucho más grandes que los Heikea. Todos estaban incrustados en caparazones gruesos y calcificados, lo que no impidió que ese superhombre los cogiera uno por uno y los comiera como quien come una manzana, con un sonido crujiente que parecía asemejar el de una goma de mascar espantosamente sangrante. Un cangrejo tan pequeño como el Heikea sería una minucia para tal campeón gastronómico. Probablemente lo tragaría entero y sin pestañear.
Mi principal motivo para el escepticismo sobre la teoría de Huxley y Sagan es que el cerebro humano está demostradamente predispuesto a ver caras en patrones aleatorios, tal y como sabemos de la evidencia científica, además de las numerosas leyendas sobre caras de Jesús, la Virgen María o Teresa de Calcuta en rodajas de pan tostado, pizzas o manchas en las paredes. Esta predisposición se ve ampliada si los patrones parten de la aleatoriedad hacia la simetría. Todos los cangrejos —excepto los cangrejos ermitaños— son simétricos. Sospecho que el parecido de los Heikea con un rostro samurai no es más que un accidente, aunque me agradaría que su causante fuese la selección natural.
Hola,
evidentemente la batalla fue en 1185.
Saludos.
Santi.